NatashaBeilkon

Dobló par de esquinas y finalmente llegó a la cafetería más cercana, pensó que había llegado a buen tiempo puesto que cuando empujó la puerta observó que había muy poca gente y que apenas estaban acomodando y ordenando los decorativos y utensilios correspondientes a las mesas «Tal vez me quede a desayunar, serán solo 15 minutos» pensó atravesando el sitio para sentarse en una silla alta en la barra de la cafetería, colocó su maletín negro sobre sus piernas, mientras se quitaba los guantes oscuros para meterlos dentro de uno de los bolsillos de su abrigo, mientras aguardaba porque le atendiese miraba las estanterías y vitrinas que sostenían los diferentes cafés y tés que servían.

Había decidido ir a comer con su hermana a una pizzeria cerca de donde había conseguido trabajo se sentó y esucho a la chica en la tarima tocar

Out: Un poco ocupada últimamente y cansada

Describir los días en la vida de una persona que no convive con las reglas del mundo visible es una tarea bastante difícil para cualquiera. Querer darle explicaciones a los inusuales acontecimientos como desapariciones hasta encantamientos no permitidos es siempre –por decirlo de alguna manera- lo más cercano a lo que cualquier mortal pudiese haber conocido o escuchado. No obstante, la ignorancia siempre se ha considerado un privilegio, es mejor ser ciego en el mundo invisible que ser un Despierto en un Universo en el que lo que es cotidiano o aparentemente real es solo un chiste y no es nada comparado con las maravillas extraordinarias del plano invisible, las fuerzas del cosmos, del karma, de la vida misma, el flujo de toda la existencia del todo está allí, a la vista hasta la puedes palpar con tu mano.

7 de Marzo del año XXXX, el ambiente en la inglesa Londres era como de costumbre muy tranquila, muy refinada. El clima era frio pero no tan gélido, era tan fresco como se lo permitían las madrugadas de lluvia. Para alguien que venía de una tierra calurosa aquello pareció ser el lugar ideal para cumplir otro tanto de tiempo en un país completamente desconocido, tal vez uno de sus sobrenombres “El Caminante” si le quedaba al dedillo. La mañana de ese 7 de Marzo se alzó con ímpetu haciendo pues que un sol no tan fuerte alumbrase la urbe inglesa, los vehículos en su corrida por todo el lugar creaban esa melodía ruidosa y molesta que a cualquiera despertaría, por suerte no era el caso del Laceo. La noche anterior había desembarcado de un buque que venía de la India –un favor de un buen amigo- destruido, cansado, agotado y expuesto ante la oscuridad de una Londres no muy maravillosa se vio el Laceo de morena piel –la India lo quemó, pobre Profesor- altura más arriba del promedio con facciones gruesas y no tan refinadas que le daban la imagen de ser un inglés no tan inglés, por recomendación decidió ir al Hotel Imperium a estas altas horas de la noche, cuanto cansancio. Era lo mejor.

Suena la alarma de un reloj de madera fijado a una pared recubierta por cuadros y libros de diferentes colores. Los rayos del sol empiezan a filtrarse a través de una ventana tapada por cortinas blancas, pronto la brisa de la mañana fresca y fría se mete por las rendijas de los ventanales causando un estremecer del ser que aun duerme en una cama individual. Sabanas perlas y un cuerpo doblado, casi indescifrable se retuerce constantemente en la comodidad del colchón del mueble. Se alza la sabana superior de una forma brusca y desbocada –Se me hará tarde.–Se dijo el cuerpo del Laceo. Fue hacía el baño, hizo lo que debía hacer o lo que sus poderes biológicos o fisiológicos se lo permitían, se duchó, se cepilló, se volvió a entresacar una barba de corte bajo que desde que tuvo su primer vello facial le gusto. Salió de allí y fue directo hacia el armario.

Se empezaría a vestir dándose cuenta que pronto los rayos del sol subían de a poco en su habitación, eso solo quería decir una cosa, el tiempo estaba pasando y eso era algo que el Profesor no se podía permitir con total despreocupación. Se encajaría un traje de vestir gris, con chaleco y demás. Tomaría su abrigo gris con botones negros, se lo colocaría como si se preparase para un terrible invierno, se dio un último vistazo en el espejo del baño, peino su lacea y larga cabellera negra con sus manos, salió del lugar cogiendo su maletín negro con acabados platinos y se retiro del sitio –Espero no llegar tarde. –Gruñó- Debería tener alguien a cargo que me diga qué hacer y en qué momento. –Refunfuñaba hacia así mismo al ir cerrando el cerrojo de la puerta de la habitación dejando todo como lo había conseguido en la noche. Bajó las escaleras, entrego la llave al recepcionista pagó y salió de aquel hotel que lo había hospedado una sola noche en esa Londres nueva para él. -King’s Cross... –Entusiasta y animado se dijo el Laceo yéndose hacia la estación de King’s Cross en donde su Destino le esperaba, y este con terribles ansias desesperaba por llegar a donde su ambición le llevaba. Pero antes…-Voy por un café. –Dobló la esquina y se fue rumbo hacia la cafetería más cercana.

[ Ooc: Saludos. Desde luego así será. Espero lo mismo. Cuando disponga usted el tiempo de inicio al rol, por favor. ]

out: NO hay de que gracias a ti por mandar la solicitud. Oh si tenlo por seguro ;) ¿Como estas?

- lo comun en mi era salir con mi guitarra y tocar a varias disqueras para ver si alguna deseaba contratar a mi banda, asi que solo caminaba aquella mañana buscando un lugar donde solicitaran a un musico, un bar una pizzeria o un cafe no importaba siempre que hiciera lo que a mi me gustaba hacer -

Off: las damas primero yo te sigo

On: de nada al contrario gracias a ti, yo igual