Rᴏʟᴇ Pʟᴀʏ || Doctorado Fisico-Matematico; Infectologo, Bacteriologo Internista; Astrónomo.
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T1550604 · F
Se encontraba en una reunión con su guardia, además de su consejero troll y custodiada en las puertas principales por la fuerza colosal y rocosa de dos imponentes golems. Discutían sobre la proyección de intercambio de bienes con el planeta donde provenían sus 7 elfos guardianes.
—Podríamos hacer una invitación como excursión y así podríamos incrementar incluso más nuestro turismo.
—¿Más? A veces son tantos los turistas que ya no queda tanto espacio; por el contrario, creo que deberíamos regular más la entrada y salida de estos —espetó hosco Sénthalion, gruñó por lo bajo frunciendo sus labios. Tawny escuchó atenta sus propuestas.
—¿Y Narve? Debería traernos ya información para saber donde podemos expandir nuestros productos. Últimamente se toma todo como excursiones —bufó el elfo de albina caballera; uno de los consejeros y con poder de telekinesia que la reina tenía a su lado. Nólakwen; quién volcó los ojos hacia la fémina al igual que todos; esperando la respuesta.
La mujer carraspeó dispuesta a responder, pero en ese momento se escucharon los gritos de emoción, la música e incluso la energía llegaba a retumbar el recinto. Se limitó a sonreír y a señalar el sitio donde provenía el sonido.
—Ahí está.
Se pusieron de pie los demás a excepción del troll quien permaneció a un lado de la elemental. Salieron por la puerta para asomarse desde el risco y, efectivamente. Se trataba del elfo faltante.
—¡Eh! ¡Míralo! Tan radiante —chistó Yakaria, una elfo que se distinguía por su preciosa cabellera azul cielo y el ornamento que se ajustaba en su rostro similar al de un antifaz forjado de oro e incrustaciones de piedras.
—Tsk, como siempre solo sirve para andar aventurándose —protestó el comandante Roone, a pesar de tener un grado más alto que el de cualquiera ahí su humor era pesado con Narve; probablemente por la evidente importancia que le daba el pueblo y lo que le hacía sentir celoso.
—¡Jajajaja ese hijo de perra! —Respondió Sénthalion, el grandulón con el que tal vez el elfo viajero se llevaba mejor.
—Celoso —musitó por lo bajo Nambelle -la médico- a Roone. Éste bufó y chasqueó la lengua; los siente viendo el espectáculo de bienvenida que la gente (compuesta de todas las razas) le daba al hombre.
—Que bonito circo —recitó en otra lengua Armahtar.
—Podríamos hacer una invitación como excursión y así podríamos incrementar incluso más nuestro turismo.
—¿Más? A veces son tantos los turistas que ya no queda tanto espacio; por el contrario, creo que deberíamos regular más la entrada y salida de estos —espetó hosco Sénthalion, gruñó por lo bajo frunciendo sus labios. Tawny escuchó atenta sus propuestas.
—¿Y Narve? Debería traernos ya información para saber donde podemos expandir nuestros productos. Últimamente se toma todo como excursiones —bufó el elfo de albina caballera; uno de los consejeros y con poder de telekinesia que la reina tenía a su lado. Nólakwen; quién volcó los ojos hacia la fémina al igual que todos; esperando la respuesta.
La mujer carraspeó dispuesta a responder, pero en ese momento se escucharon los gritos de emoción, la música e incluso la energía llegaba a retumbar el recinto. Se limitó a sonreír y a señalar el sitio donde provenía el sonido.
—Ahí está.
Se pusieron de pie los demás a excepción del troll quien permaneció a un lado de la elemental. Salieron por la puerta para asomarse desde el risco y, efectivamente. Se trataba del elfo faltante.
—¡Eh! ¡Míralo! Tan radiante —chistó Yakaria, una elfo que se distinguía por su preciosa cabellera azul cielo y el ornamento que se ajustaba en su rostro similar al de un antifaz forjado de oro e incrustaciones de piedras.
—Tsk, como siempre solo sirve para andar aventurándose —protestó el comandante Roone, a pesar de tener un grado más alto que el de cualquiera ahí su humor era pesado con Narve; probablemente por la evidente importancia que le daba el pueblo y lo que le hacía sentir celoso.
—¡Jajajaja ese hijo de perra! —Respondió Sénthalion, el grandulón con el que tal vez el elfo viajero se llevaba mejor.
—Celoso —musitó por lo bajo Nambelle -la médico- a Roone. Éste bufó y chasqueó la lengua; los siente viendo el espectáculo de bienvenida que la gente (compuesta de todas las razas) le daba al hombre.
—Que bonito circo —recitó en otra lengua Armahtar.