Era lo mejor para las dos, al final ella misma se había encargado de exiliarse, su hermana solo había dictado sentencia. Naqi'a la miró por un momento, apretó sus puños pues hervía su sangre al escucharla llamar así a Lillia pero sabía que no había nada que pudiera hacerla cambiar de idea. Naqi'a era consciente del gran error y traición que cometió. — Si te acercas a Lillia yo misma voy a matarte. — sentenció dejando claro una vez más su postura, de todas maneras no tenía un lugar al cual ir. ¿Que más podía perder?. Debía tomar a Lillia e irse cuánto antes.
Estaba furiosa. Ni siquiera cuando encontraron al clan del norte devastado sintió esa ira tan profunda. Quería romperle la cara ahí mismo, golpearla hasta que ya no pudiera más. Apretó sus puños con tanta fuerza que logró hacerse daño con sus propias garras. —Lárgate, no quiero verte otra vez, a partir de este momento dejamos de ser hermanas.— Espetó, aunque en su voz no había solo enojo, sino también una profunda tristeza. —Espero que tus días con esa puta te dejen satisfecha. Ahora dices que no necesitas a tu clan, pero quizás un dia si lo hagas, no puedes ser tan arrogante. Pero ya no tienes un familia ni un hogar. Te mataré yo misma si te acercas.— La miró fijamente, sus sentimientos estaban a punto de traicionarla. La amaba demasiado, y sus propias palabras ardían en su garganta.
Había ido demasiado lejos, su egoísmo estuvo a punto de condenar a toda su manada. Su mente en ese momento estaba completamente nublada, no tenía juicio y no parecía dispuesta a ceder. Tuvo suficiente cuando el puño de su hermana impactó contra su pómulo provocando que retrocediera un par de pasos llevando su mano sobre esté. Dolía. — Precisamente esas expectativas son las que provocan decepciones más dolorosas...— más no se defendió, miró fijamente a su hermana. Si su egoísmo y crueldad serían suficientes para ser exiliada de su vida, no cedería. Ya había hecho suficiente daño.
—¡La búsqueda de tu libertad no te da derecho a condenarnos!— Sentía que su sangre hervía, cada palabra que salía de los labios de Naqi'a era como una daga que se le clavaba en el pecho, profunda y dolorosamente.
—Si nadie te buscó fue porque padre sabía lo que deseabas, nadie se opuso a tus deseos, pero te necesitábamos, cometimos el error de confiar en ti, yo cometí el error de confiar en ti. Nos vendiste por una cara bonita.— Con recelo la miró, su respiración se agitó al escuchar su gruñido, respondió con un sonido igual, dándole a entender que no se dejaría intimidar, pero escuchar que no se arrepentía fue demasiado. La mano de Kiara se volvió un puño, golpeó el pómulo de su hermana con una fuerza que quizás le sería desconocida. —Toda mi vida te miré hacia arriba. Siempre quise ser tan fuerte y valiente como tú. Ahora solo me repugnas.
— Huí porque no entendía las ideas de padre, estaba harta de sus espectativas en mi y creí que al irme podría al fin mirar hacia otro lado. No los odio, pero desde hace mucho decidí vivir mi vida y de no ser por la estúpida ambición del clan del norte nada de esto habría pasado. — Apretó sus puños más fue cuando se atrevió a referirse de esa manera hacia Lillia que Naqi'a avanzó furiosa hacia ella. — ¡¡No te atrevas a llamarla así!! — si Kiara deseaba pelear, estaba dispuesta a hacerlo. — Jamás me buscaron Kiara, solamente cuando me necesitaron. ¿Ahora sí soy familia no?. No me arrepiento de nada. — Gruñó.
—¿No son tu problema?... Somos tu familia, ¿O es que nos odias tanto como para sentenciarnos a muerte con tal de proteger a una de las putas de la Serpiente?— Sentía que su alma se partia en mil pedazos, tanto que había admirado a su hermana mayor, había añorado sus enseñanzas, y ahora sentia como si estuviera mirando a una desconocida. —Sabes que si los lobos nos atacan no tendremos oportunidad. Nos superan tres a uno. Solo quiero entender por qué.
— No son mi problema, esto lo causó el clan del norte. — Se levantó se de lugar y se dió la media vuelta para mirar frente a frente a su hermana. —¡Yo no quería esto! ¡Jamás debí regresar, Kiara!
