La bruja blanca estaba de pie al final de un largo pasillo oscuro. Miraba fijamente a la joven guiada por el ser canino, ladeando su cabeza y sonriéndole con cortesía.

- Bienvenida, Kairi. - Saludó la rubia a la pelirroja. - Al fin nos conocemos...

— ¿Hola? —

El portal que se abrio frente a ella le creo curiosidad y Pluto la impulso a que lo siguiera para llegar atravesarlo y llegar a un lugar extraño.