- Había acordado con su joven hijo salir de cacería, con la única finalidad de ayudarlo a distraerse y disminuir su estrés. Nadie sabía que era un cliché la cacería, aún así planeó todo para ir con él. Le pidió preparará una mochila con lo que creyera que sería necesario para esa aventura, por su parte él solo empacó algunas armas blancas y un par de venenos. El lugar que había elegido, era un bosque en algún punto del globo, la ubicación le sería negada a Maxito, por seguridad.
No pudo evitar sentir su piel erizar, sabía que el primer cazador había llegado, el aroma a carne humana y el frío que dejaba en el camino, delataba la identidad. Un wendigo los había recibido, Nadir soltó al mejor y se colocó frente a él, dispuesto a ser el primero en lanzar el ataque.
Tomó su daga ceñida en su cintura y corrió en dirección a la bestia, tenía la intención de hacer un ataque frontal, por el simple hecho de que le parecía divertido.
Unos pasos antes de llegar ante el wendigo que estaba inmóvil, el albino se frenó. Ante él estaba la figura de Ilce su hermana, el wendigo había comenzado a jugar con su mente.
Miró a Maxito y añadió: -
No ataques, es Ilce, mi hermana, no estamos en peligro.
- Mientras estaba en ese estado, la criatura aprovecharía para golpear a Nadir y lanzarlo varios metros lejos de él y Maxito-.
