-Habia pasado dias tranquilos con una plena desesperacion por el hecho de que hacia un tiempo, quizas una semana o dos habia hablado con una joven cuya belleza le habia cautivado al punto en el cual no paraba de pensar en ella, solo los Dioses sel Olimpo bien sabian que el hecho de bajar a Hueco Mundo para encontrarse con el manjar que llenaba de alegria su existir era algo que no queria pero siendo ella la Diosa del amor, la que fomenta toda la habladuria que hay sobre el amor, ¿Por qué razon no habria ella de arriesgar todo a su paso por aquello que llaman amor?-
-Emprendio en rapido aquel viaje por las dimensiones pertinentes, al ser una Diosa de rango no le preocupaba la presion que ejercian las dimensiones dado a que se paseaba por ellas como si nada le pasara dado a que asi era, lo preocupante eran los sedientos de sangre que vivian alli en Hueco Mundo. Al llegar a alli las dunas tapaban el horizonte y aquel hermoso vestido se llenaba de polvo infernal, de alli el camino hacia las Noches seria corto pero bastante aburrido entre tanta oscuridad que se denota, hizo lo posible por tapar la luz que irradiaba pero un par de veces estuvo a punto de ser atacada por alguno que otro lugareño-
-Se sentia quizas exhausta cuando llego a las Noches, pero mas que preocuparse por tal cansancio estaba feliz, al primer caminar por aquel lugar se encontro con aquella mujer, la luz de sus ojos, la que esta se premonizaba como la dueña de su vida y la madre de sus futuros hijos (No se como pero bueh). al estar algo cercana la llamo agitando su brazo desaforadamente-