El impacto roso su mejilla tal vez porque se había dado cuenta dada la agudeza de sus oídos y las constantes expediciones que ponían en riesgo su vida quien sabe desde cuando. Se giro el como y el porque carecían de sentido, entregarse también le ponía precio al cuello directo en la guillotina y escapar...

Se detuvo en seco. No, esos no se parecían en nada a sus guardias, olían a animal, a feromonas como perros hambrientos tras una presa. — Quédate detrás. — Lo supo de inmediato, habían usado pociones para cambiar la forma pero el olor, ese nunca se iba sin importar que tan buena era la alquimia. Por supuesto, que la raza de los elfos (mujeres en su mayoría) eran un tesoro para los depravados clérigos de otras especies.

@Ꭺʀɢᴏs ᴰ͟ᵃ͟ʳ͟ᵏ͟ᴱ͟ˡ͟ᶠ: -Sólo sonrió, pero tenía una idea de lo que podría ser esa dichosa compensación que le haría llegar en su momento. Corrió de su mano por el bosque, sorteando arbustos, árboles y admirando entre las ramas el cielo estrellado de Asernova. Era hermoso poder admirarlo por su cuenta conforme avanzaban hacia el lugar prometido.

De pronto, y sin esperarlo, una flecha pasó de largo por el rostro de Argos, clavándose en un roble.

—¡ALLÁ! ¡ES EL SECUESTRADOR! —gritaron algunos guardias mientras corrían detrás de ellos ¿Como es que se habían dado cuenta?

Declinaba a la idea de recibir una recompensa por un acto que se consideraba "humano".

— No es necesario, vivir en una jaula de oro no es vida y necesita conocer mejor sus tierras.

Continuaron descendiendo hasta tocar tierra firme. La aroma de la tierra húmeda, los animales curiosos acercándose al dúo. Le ayuda a colocar los pies sobre el suelo y continuamente volver a sus andadas entre los enormes árboles, la fauna versátil era de las más ricas en el reino.

—Si—Respondió rápidamente la princesa, aferrándose fuerte a su cuello y ocultando el rostro contra él para no mirar. Pese a la belleza del paisaje desde su ventana, le aterraban las alturas. Sentía el aire frío golpear a ambos conforme descendían.

Pero a pesar del miedo, la adrenalina y la euforia la superaban. Por primera vez en mucho tiempo saldría del castillo para ir al lugar que tanto había deseado visitar, ver con sus propios ojos.

—Prometo que te recompensaré por esto, Argos.—Le dijo en voz baja, muy cerca de su oido.-

Ese lugar era conocido por las altas concentraciones de energía pura y natural, algo con lo cual su raza estaba familiarizada desde tiempos más antiguos que su existencia. Tomando su mano se abrieron paso primero por la ventana que daba a los pilares de construcción, después el pasillo solitario.

Las torres tenían observadores. Ya los había identificado antes de involucrarse en el castillo y quedar como un secuestrador. Cada detalle contemplado, los horarios, cambios de turno hasta el nombre de cada individuo. Una soga conectando a un vacío donde un montón de rocas servían como imposición a las invasiones de bestias o monstruos. — ¿Puede sostenerse fuerte?. — Como un gancho la rodeó de la cintura, el otro brazo firme en la cuerda y sus piernas como balanzas le ayudaban a deslizarse cuesta abajo.

-Ante la propuesta, no pudo evitar sonreír. Ella solo quería un poco de compañía de su parte, saber de él, pero salir del palacio era sin duda un sueño que no creyó se hiciera realidad. Tomó su mano y señaló en dirección al bosque donde aquellas mariposas de luz abundaban.


—Allá. Quiero ir allá. Sé que está un poco lejos. Por favor. —

Asiente con su cabeza, seguían durmiendo gracias a las pociones de sueño que les habían ofrecido como bebida algunas de las sirvientas dentro del palacio, está; sin conocer la procedencia de dicho vino.

— Sus vidas no corren peligro. Debemos darnos prisa y aprovechar el tiempo. ¿Ya pensó a donde es que quería ir?. — Le servía como guardaespaldas, por el hecho de que odiaba las cadenas incluso si se trataba de una princesa de un reino conocido. Un poco de aire fresco le venía bien a ambos. Extendió su mano derecha ofreciéndole apoyarse en él.

-Despertó de un sobresalto al escuchar la voz del elfo. Se sentó en el musgo y se talló los ojos para enfocar mejor la vista. Ya era muy noche y al parecer estaban completamente solos.

—Viniste.—Dijo en voz baja, conteniendo la emoción en su voz. Miró a su alrededor y en efecto, el pequeño batallón que fungía como escolta de la princesa, estaba inconsciente.-

—¿Tú hiciste eso? ¿Estarán bien?—

— Lamento despertarte mientras duermes, pero me pediste venir a esta hora y tus guardias no lucen muy contentos. — Estaba ahí parado como un espectro salido desde el infierno, dieran gracias que puso a dormir a los soldados.