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Skyler detuvo sus pasos y todo deseo de avanzar en cuanto sintió la mano de Nicholas entorpecer su equilibrio. Trastabilló, en efecto, pero su otro pie que se mantenía lo bastante firme le hizo permanecer allí, casi sin inmutar. Hasta que su cuerpo reaccionó de una forma un tanto violenta al estirar e interponer su mano en el camino del jaguar negro. El animal, observó con curiosidad a su dueño antes de gruñir con fuerza hacia el pelirrojo como una respuesta desagradable al trato ofrecido a su amo. La pantera de nombre Kuro, danzó de un lado a otro detrás de su dueño, sin apartar esa fiera vista dorada de ambos drakis hasta que se sintió más seguro, momento en el que Nicholas terminó el sermón.

Por otro lado, Skyler permaneció lo más serio posible, estaba enfadado sin duda alguna, pero por primera vez, no quería mantener la actitud altanera con Nicholas, por lo que la suavizó un tanto después de ordenar las hebras de su cabello, que continuaron con la misma rebeldía que lo caracterizaba. Se colocó de cuclillas delante de Nicholas y la sonrisa ladina volvió a formarse en sus labios. Skyler no temía de las habilidades del hombre, mucho menos le preocupaba el llegar a recibir daño alguno; sus sentidos estaban lo bastante agudos para lograr evadir cualquier intento de asesinato. Soltó un suspiro largo y negó varias veces con lentitud mientras repetía su nombre.

— Si fueras un rehén o un secuestrado como dices tú, no te dejarían deambular por allí. Estarías atado con infinidad de cadenas, se te privaría de la luz, del alimento, de todos tus sentidos en un pequeño cuarto donde apenas y puedes mover un músculo. —Su tono de voz denotó seriedad, altanería, pero en ningún instante dejó ver notas de diversión o de burla en ello. Una de las características que el draki de fuego había adquirido desde su estadía en Nijail, era hacer valer su autoridad y el escuchar su voz por sobre el resto de las que no podían ser escuchadas o no tenía importancia alguna el oír. Desvió la mirada rápidamente para visualizar a Kuro que ocupó asiento en la puerta de la oficina y regresó la mirada hacia Nicholas— ¿Sabes? Tú y yo tenemos más cosas en común de las que piensas. Y, créeme, sé perfectamente cómo te sientes.

La sonrisa creció por sus labios, expandiéndose lentamente hasta formar la diversión en ella, la maldad, la ventaja que podía encontrar en fastidiar a alguien que no veía razones de tener allí; poco le importaba el que llegase a lastimar a Vincent, pero si se atrevía a poner un rastro de aliento, aunque fuera sobre Helena o su hermana, Skyler se encargaría de convertir la estancia de Nicholas en el verdadero infierno.

— Vives con miedo todo el tiempo. Temes que todo aquello que te digan del pasado sea verdad, o que en realidad sea mentira. A veces dudas de si en verdad Nicholas es tu nombre, ¿cierto? —Rió, pero de inmediato cortó ese sonido para volver a negar y dejar un largo suspiro salir. Le restó toda atención e importancia al asunto, para finalmente volver a mirarlo después de levantarse del suelo erguir la postura regia que le caracterizaba y ensombrecer la pequeña figura de Nicholas con su estatura— No te conviene tenerme de enemigo, Steiner. Podrás creer que eres más fuerte, más astuto y más valiente que yo; pero no es así, no sabes de lo que soy capaz cuando me hacen perder la paciencia y, tu mi amigo, estás compitiendo por una paliza brutal. —Aseveró sin pizca de remordimiento o falsedad en sus palabras.

— Si quieres que todo sea en paz —Añadió tras cerrar los ojos, sentía como los párpados ardían ante el cambio de color propio de su especie. Al abrirlos, el ámbar se había apoderado de ellos, dando paso a creer que el dragón estaba próximo a despertar— Intenta conocer y aceptar tu lugar mientras estés aquí. Hay cientos de libros sobre Nijail y otros pueblos que puedes leer a tu antojo para sacar tus conclusiones. Pero hasta no saber quién eres y por qué terminaste aquí, no podrás salir. No sabemos qué clase de amenaza seas, pero no vamos a averiguarlo —Continuó con ese tono de voz severo, el mismo con el que solía regañar a los ancianos del consejo cuando no lograban comprender las decisiones que el consejero real podía tomar; incluso aquellas que alguna vez el rey decidía y hacía llegar por medio de él— Así que tú sabrás qué hacer, Nicholas: O dimites de tu estúpida lucha liberal para conocerte, o peleas a muerte. Pero tienes más probabilidades de aprender de ti que sobrevivir ante mí o ante Vincent. Así que ríndete; ve a la cocina a pedir mi almuerzo, hoy no comeré y te sentará bien tener proteína. Incluso Dori te podría romper el cuello si se lo propone en el estado que estás.

Chasqueó los dedos para captar la atención de su pantera que no dudó en salir corriendo a donde él. Skyler paseó los dedos de ambas manos sobre la cabeza del animal y el lomo, puesto que Kuro casi había saltado a sus brazos ante la felicidad de ver a su amo regresar sano y salvo. Sin embargo, uno que otro de...