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— Flojera? Jah. Apuesto a que no podrías pasar un solo día cumpliendo con mis deberes. Tu único trabajo es avisarme de las reuniones, papeles por firmar y aldeanos qué atender. Es demasiado esfuerzo para ti, holgazán? Mi última mano derecha fue una mujer y lloriqueaba menos que tú.— Inhaló hondo. Qué haría Dori en esos casos? Claro, responder con amabilidad. Pero ese muchacho alteraba cada uno de sus nervios y le sería difícil poderse controlar. — Tengo control sobre ti y sobretodos en este reino. Lo que yo diga, se hace. Entendiste? — Agarró una alta pila de papeles, documentos importantes, y los entregó al pelirrojo. — Si tanto te molesta mi existencia, dile a Dori que te asesore. Después pondré a prueba tu capacidad de responder a mis órdenes. —