─ Pero el contrato tiene sus condiciones. Esto no es una solución mágica, tampoco eres alguna clase de elegida. Solo pasas a ser una persona que debe elegir entre dos diferentes caminos.

Miró el pasillo. La casa se veía desolada, opaca, mal iluminada. Lo que más le llamó la atención fueron los frascos con remedios regados por allí. Las etiquetas parecían haber sido escritas a mano, lo que le llevó a la conclusión de que se trataban de un coctel de fármacos fuertes recetados por un psiquiatra.

─ Puedes quedarte acá y seguir viviendo como una rata abandonada a su suerte. O puedes venir conmigo y tener la oportunidad de hacer algo... diferente ─nunca fue bueno para explicarse, pero pensó que luego tendría tiempo para cubrir los agujeros con los detalles que saltó

─ No sé de que otra forma explicarlo. Ya sabes que vendría.

Alzó la derecha y se quitó el sombrero al tomarlo por la coronilla justo antes de cruzar bajo el umbral. No le gustaba despojarse de sus cosas, pero accedió a colgar tanto el fedora como la gabardina de cuero negro que usaba sobre los hombros en el perchero a un costado de la entrada; buscaba crear confianza con pequeños detalles que suelen ser percibidos de forma inconsciente por "personas normales".

─ Iré al grano.

De espalda a ella, se desabrochó las mangas y las recogió hasta pasado los codos. El antebrazo izquierdo tenía un collage de tatuajes. Personas, momentos y emblemas que formaban un único lienzo de colores vivos. El antebrazo derecho solo mostraba una que otra cicatriz de corte.

─ Soy la clase de persona que acostumbra a pagar sus deudas tarde o temprano. Estar acá es uno de esos pendientes que he arrastrado durante años ─ se giró hacia ella, pero se inclinó hacia atrás a fin de apoyar la cadera sobre en mueble cercano

─ ¿Noora? ─ preguntó. No le conocía, pero no era la clase de hombre que usaba honoríficos para referirse a otros.

Crow alzó la mirada lo suficiente como para revelar esa mirada de ojos naranja que permaneció oculta bajo la visera de su sombrero fedora. Su característica sonrisa confiada maduró de ser un gesto rebelde y desafiante a uno más cercano y sincero. Los años como mafioso y traidor de la hermandad le habían cubierto el corazón con una impenetrable línea de defensa basada en mentiras y caretas, pero los últimos años en compañía de Juliette, Lily, y los demás miembros de ALFIL, lograron pulir ese pedazo de carbón en un diamante igual de sólido, pero a la vez transparente.

Miró a la mujer con curiosidad. ¿De verdad estaba frente a la mujer que debía preparar? No le gustaba dejarse llevar por primeras impresiones o prejuicios basados en información incompleta, pero no había duda alguna de que ella parecía estar muy enferma, o quizá tan solo aburrida de vivir.

— ¿Hola?

La voz débil y las sombras que marcaban las ojeras en el pálido rostro de Noora fue lo primero que mostró al recorrer un poco la puerta, aunque después mostro un poco más, parte de su hombro y el desorden en el oscuro cabello. El alivio de saber que era él hizo que sonriera, invitándole a pasar al dar unos pasos de lado, dejando libre el camino.

..., mantenerse prisionera de esas cuatro paredes pintadas de blanco, sin adornos, sin muebles sueltos, solo una mesa atorada al suelo y la cama.

— Me prometieron que tendría un piano…

La realidad volvía a desaparecer en la mente de Noora sin aviso, tal vez eran los efectos secundarios por tanta medicación, o el hecho de buscar desesperadamente un refugio. Una mano se posiciono en el aire, cerca de su pecho, y los dedos se movieron con gracia imitando a su padre cuando tocaba el piano. Sin embargo, unos toquecitos a la puerta le obligaron a regresar a esa solitaria habitación. Espero unos momentos antes de levantarse y buscar la sábana para cubrirse, posterior se acercó con cautela, deteniéndose unos segundos antes de girar la perilla. Temía que la persona al otro lado fuera su padre, aunque la idea de que se tratará de Irwan o el hombre nuevo que decían se incorporaría en poco tiempo le alentó a abrir.

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"¿VAS A LLORAR? JODER, NO CREÍ QUE TENDRÍA UNA HIJA TAN DÉBIL..."

"DEJA DE SOLLOZAR, MALDITA SEA, ¿ACASO NO PUEDES SER COMO TUS OTROS HERMANOS? DEBÍ..."

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Los amargos recuerdos de su formación estaban volviendo para fortalecer el episodio de crisis. Quería gritar el nombre de su tutor, pero el desgaste al ingerir en seco las píldoras era notorio, impidiendo que sonido alguno saliera y de ser así, apenas fuera un murmullo. Noora bajo los brazos con cuidado, y con la mirada buscó algún fantasma que pudiera atormentar su noche y agitar la marea de recuerdos que iban saliendo del cajón de memorias. Pero no lo encontró.
Sus piernas se flexionaron, retirando el único abrigo que tenía para calmar el temblor de su cuerpo; Aunque no podría definir si era por frío o por miedo. ¿Miedo a qué? Era una buena pregunta. El sentimiento que aprisionaba su pecho estaba presente y no dudaba en atacar apenas y estaba sola. Como ahora. O ayer. Todos los días eran lo

Mantenerse sedada todo el tiempo había provocado que la medicación comenzará a perder efecto. Una realidad que golpearía tan rudamente a Noora. Todavía no amanecía ni siquiera se acercaba a la hora que debía despertar, aunque no tenía un reloj para comprobarlo, el clima tan frío le demostraba que aún tendría que estar durmiendo; Y el hecho de enfrentarse a la oscuridad de la habitación provocó que se exaltará, dando un brinco que hizo crujir la madera, y que también recibir un golpe en el lado parietal de la cabeza que sacó un chillido.

— Joder. . .

Sus manos buscaron amortiguar el dolor sujetando la cabeza con cuidado, sin embargo, ese no era la preocupación mayor en la mente de Noora sino escapar de la ansiedad que intentaba esparcirse en todo su cuerpo con el simple hecho de respirar.

─ Pero así es como deben ser las cosas ─ La frase fue la misma que ese hombre le dijo la última vez que lo vio. Incluso su movimiento separar los brazos y dejar que la gabardina ondeara hacia atrás, fue idéntico a lo que vio de él. Fue como si su versión madura y el recuerdo se solaparan una sobre la otra mientras caminaban hacia la puerta.

Finalmente golpeó con fuerza en sucesiones de tres.

[Presente]

Crow se masajeó el tabique nasal con la derecha al recordar ese momento. Su personalidad maduró pero seguía guardando algo de ese resentimiento. ¿Por qué? una teoría relampagueante apareció en su cabeza: La posibilidad de sentir envidia al ver un hombre tan dedicado a las personas que quiere, mientras que él solo es usado como un instrumento para entrar un mensaje.

La fecha pactada había llegado. Por lo que no le quedó otra que bajarse del sedán negro de cristales polarizados. Colocarse tanto el fedora como la gabardina negra sobre los hombros, y caminar hasta la puerta de la casa bajo la suave pero fría llovizna.

Mantuvo la mirada oculta bajo las sombras proyectadas por la visera de su sombrero fedora en todo momento aún sabiendo que nadie le miraba. El viaje se sintió extremadamente lento, y su corazón le indicaba que tocar esa puerta sería una de esas situaciones que desencadenaría todo un evento de sucesos.

El desplazamiento fue tan rápido que no sólo pudo acortar la distancia en una fracción de segundos, sino que también materializó una copia traslucida de si mismo en el punto de partida que se movió en cámara hasta desaparecer poco tiempo después.

El combate se reanudó luego de que ambos cruzaran miradas. Irwan le miró con amabilidad y esperanza, mientras que Crow mantuvo el gesto lleno de rabia y desprecio. El combate se reanudó con una serie de golpes y disparos a toda velocidad, ambos podían predecir la reacción del otro a fin de anular o acomodar el cuerpo. El mayor era mucho más fuerte, pero el joven azabache absorbía todo el daño y seguía intentando contraatacar.

─ Es por eso que te preparo. Quizá en algunos años sea demasiado viejo como para poder enseñarle o protegerla. Pero tú, en pago al favor que te hago, podrás compartir lo que yo comparto contigo. Debes prometerme que lo harás.