—Jefe, llegamos.
—Jm... Quiero su sangre o la tuya, Rob. Por tu bien, espero que ese bastardo cumpla a la cita.

Llego entre un espectáculo como cualquiera en su posición, cuatro carros idénticos en cada detalle llegaron hasta la entrada y del tercero bajo el azabache. Mostro una mirada fría y calculadora que buscaban a cualquiera que no fuera común dentro del lugar. Para alguien como Abner, ahora Kazuo, identificar a cada persona era vital; sabia que un error le podría costar incluso la vida.

No dijo ni hizo mas que caminar para que un fuerte grupo de seguridad lo siguiera a su paso, en la entrada no lo detuvieron, mas bien bajaron la mirada dejando sonar las alarmas cuando detectaron los metales de las armas. Ya tenia reputación en la zona.

Paso directamente a su área predilecta: la mesa privada de póker, aquella donde solo las apuestas de mas de cinco ceros eran llevadas a cabo, era el lugar perfecto para matar a alguien, sin gente observando y con [...]