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Las maletas ya estaban hechas y los boletos de avión totalmente confirmados, incluyendo el abordaje de la aeronave, misma que tomó algún tiempo para poder llegar a su destino propuesto: Japón.

Había sido un largo viaje del cual el alquimista había tomad con bastante calma, especialmente dormido y sin prestar atención a la película que habían proyectado en la pantalla, otra vez "Mi pobre angelito". Era entretenido ver aquel filme, pero ya era tanta su proyección que era aburrida.
 
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NF1570724 · M
Incluso el taxista estaba comenzando a perder la paciencia cuando el azabache había sacado un monedero de gatito para pagar con algunas monedas y viejos billetes, pero... ¡A salvo! Gracias a Rayne que le mostró cómo se hacía el pago evitaron más disgustos, se apearon del taxi tras recibir el beso y con ello bajó las maletas sin mucho esfuerzo.

Se acercó con ella al tener todo en la mano, él se encargaría de llevar el equipaje de ambos, realmente no le molestaba. Así, caminarían hasta el recibidor que tenía una muy amena fachada y muy bien cuidada, hasta el más mínimo detalle.

— He visto en animes que este tipo de residencias son muy cálidas en invierno.

Agregó tras mirar el acabado de madera de aquel sitio.
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Esbozó una dulce sonrisa al ver como Nick tenía problemas para pagar al taxista, por lo que sacó su celular e hizo el pago pertinente, escaneando el código QR que había en una pantalla del taxi. Luego se volteó y le dio un beso en la mejilla.

— Así se hace. Es un pago más rápido y simple. Después te enseñaré.

Posteriormente, abrió la puerta del taxi y bajó del mismo, esperando en la acera a que Nick se bajara y bajara las maletas. Mientras esperaba aquello, volteó un poco a ver el hotel, realmente era impresionante lo hermoso que era, principalmente por ser un hotel tradicional, dejando de lado la modernidad a la que desgraciadamente se tenían que adaptar; algo más antiguo lo disfrutaba mucho más y sabía que Nicolas siempre lo tuvo presente.
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— Por supuesto, corazón... Después de instalarnos, será lo primero que hagamos, salir de compras.

Comentó con gran alegría al ver cómo ella disfrutaba de la vista y se emocionaba más y más con cada segundo, con cada vez que volteaba la vista y avistaba algo de gran interés.

No transcurrió mucho tiempo hasta que llegaron al distrito de Shin-Osaka, donde los árboles de cerezo abundaban por casi todos los rincones, especialmente en un parque del que se formaban a los costados de un sendero. Por otra parte, Nicolás conversaba con el conductor para reconocer el sitio al que se dirigían, pues no lo había visto nunca en persona, también era su primera vez recorriendo aquel país. Finalmente llegaron, y la fachada del hotel era tal y como habían visto en los volantes de publicidad, aunque pequeño, dando un aspecto muy tradicional y bien cuidado.

— Hemos llegado, mon chéri.

Parecía que el pago era totalmente digital, por lo que tenía problemas para pagar el viaje con el taxista.
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No dudó ni un segundo en asentir rápidamente con la cabeza, la idea le parecía magnífica. A Rayne le gustaba mucho la naturaleza, uno de sus gajes era la botánica, la cual desde muy joven había estudiado con Nicolas y siempre se le veía feliz, con una pequeña maceta en las manos, una planta carnívora que ella había creado con sus poderes, planta a la que había llamado "Gregorio". Su planta tenía tiempo de haber muerto y Rayne había llorado por varios días con mucho sentimiento.

Ahora, el ver esos grandes árboles y únicos de ese lugar, le llenaban de una infinita emoción.

— También quiero ir a comprar algo de ropa y dulces. ¿Podemos? Quiero conocer los dulces típicos de aquí y, quien sabe, tal vez podríamos incluirlos en la cafetería.
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Mirando en varias direcciones, éste se cercioraba de memorizar el camino del aeropuerto hasta el hotel, una labor difícil, por lo que se conformaba con sólo saber lo que se encontraba a los alrededores en dicha zona.

— ¿Uh? ¡Oh! ¡Es hermoso!

Exclamó al voltear inmediatamente al ser llamado, vislumbrando aquel hermoso árbol único y de rosados pétalos que acostumbraban a precipitarse con suavidad hacia el suelo.

— Iremos a un picnic bajo uno de ellos ¿Te parece bien?

Finalizó con una sonrisa, revelando un poco de lo que había planeado para ambos en aquel viaje.
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La pelirroja estaba fascinada, había visitado otras veces Japón, pero nunca como un viaje de placer, para conocer y visitar. Estaba como una niña pequeña, pegada en todo momento a la ventana del coche, por donde veía todas las edificaciones y gran cantidad de personas avanzando. Tenia un gesto infantil, con una sonrisa tan grande que se veía su blanca dentadura. Había colores hermosos, olores ricos en el ambiente, personas que se veían amigables y árboles preciosos que siempre había admirado: los cerezos.

— ¡Mira Nick, es un árbol sakura!

Apuntó a un gran árbol cargado de esas pequeñas y rosadas hojas que apenas se iban desprendiendo, tal parecía que habían llegado en la temporada que sucedía tal magnífico espectáculo.
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Suavemente sostenía la mano de ella al caminar hacia la salida del aeropuerto, su mano libre se dedicaba a sostener aquella maleta que cargaba sobre su hombro en un gesto despreocupado.

Llegando al sitio de taxis, ayudó al conductor a subir las maletas al cofre; luego, subió junto con Rayne en los asientos traseros del taxi, así mismo dio indicaciones de comenzar a conducir.

— Buen día, disculpe, directo hacia el hotel ShinOsaka, por favor.

Comentó usando un japonés algo defectuoso, pues era inevitable para él omitir aquel acento francés que se le había marcado después de siglos, así mismo el conductor comenzó alegremente el viaje. Podían haber tomado el viaje en tren, pero sabiendo lo concurrido que era dicho transporte, el viajar junto a otras personas y sin tanto espacio, le causaba al azabache cierto miedo, especialmente a que algún pervertido comenzara a abusar de su amada y bella Rayne. Si, había leído algunas novelas del tipo pervertido.
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Llevaba arrastrando su maleta con rueditas, mientras iba caminando al lado de él, tomando su mano con suavidad. Veía fijamente hacia el frente, con una gran y emocionada sonrisa sobre su rostro.

Luego de salir del aeropuerto, se quedó de pie esperando a que llegara algún taxi para llevarlos al hotel. Minutos después que llegara el auto, subió a este mismo y esperó a que el taxista subiera las maletas y a Nicolas para dar la dirección del hotel en el que se hospedarían. Por su parte, Rayne veía a través de la ventana de su lado a la gente transitar, así como algunos aviones que iban saliendo del lugar.
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Era prácticamente un pedazo de tela confeccionada a modo de costal el cual colgó de una correa sobre su hombro. Preparándose para comenzar a caminar, el azabache estiró su diestra para tomar de la mano a su amada y seguir el camino que al igual que muchos otros tomaban para salir del aeropuerto.

— Descuida, estoy seguro que será como la fotografía, me encargue de verificarlo...

Dijo confiado y optimista ante la expectativa de la menor, pues era claro que dicha afirmación tenía como respaldo un truco que había ejecutado tiempo atrás. De cualquier forma, el elegir un lugar para hospedaje no supondría problema para el, mucho menos al tratarse de precio, pues fácilmente podría hacer algo de alquimia para transmutar algo de metal en oro para cambiarlo discretamente y usarlo como efectivo o hacer el depósito a su tarjeta de débito.
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En el momento en que sintió los brazos contrarios rodear su fisionomía y darle un cálido abrazo, esta sonrió de medio labio, recargando su cuerpo en el de él, para demostrar cuán reconfortante era para ella sentir ese abrazo amoroso que él siempre le dedicaba.

Abrió lentamente los ojos al momento en que este le soltó y fue por las maletas, por lo que ella le siguió, hasta tomar la suya y mirar al mayor, sonriéndole.

— Entonces ahora al hotel. Espero que sea tan lindo tal y como se veía en las fotografías que vimos.

Dio unos cuantos pasos para luego esperar a que su amado le siguiera y finalmente salir del aeropuerto para dirigirse a su destino: el hotel.

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