Confundido, sorprendido y ligeramente perplejo miró a la pelirroja, tal parecía que había dado en el clavo. No mostraría su típica sonrisa, pues sabía que este tipo de situaciones emulaban a una partida de ajedrez, tenía que ser bastante certero en cualquier movimiento.

— ¿Ah? Bueno, entonces no me conoces bien, preciosa...

Adoptó una pose un poco más analítica, entrelazando sus dedos frente a su rostro, mientras fijaba más su mirada sobre ella.

— ¿Su alcoba? ¿Fotografía? Hummm... la visita a su alcoba tiene explicación, que tal vez más tarde tenga que darla, no pareces estar en el modo de querer escucharla.

Emitió un pesado suspiro ante el llanto de la menor que también se acercó a ella para abrazarle y calmarle.

— Bueno, ahí tienes la consecuencia de tu juego por citarme con ella... Ya pasó, ya pasó.

— ¡C-Claro que no! ¡Tú qué sabes! Siempre ocultas tus mañas bajo la sonrisa de una buena persona. ¡Y sé que es así porque... Porque lo he visto!

Se puso toda roja al ver que habían descubierto que estaba celosa, ahora más que nunca estaba furiosa por ello y apenada.

— ¡Si-Siempre te excusas con eso! Lo mismo hacías con la señora Julieta, pe-pero al final ella me mostró con una fotografía que estaban en su alcoba. ¿Cómo explicas eso? Y tú siempre diciendo "Oh, no, esa señora me acosa, es muy pesada" Ahhh... ¡Solo mientes!

Y para no evidenciar más sus celos, se echa a llorar como niña pequeña.


— ¡Y yo no tengo nada que celar, yo puedo tener a cualquier chico que quiera! ¡Nicolas tonto! {?}

— Para nada, se que dices eso porque sostengo una charla con alguien distinto, sé que estás celosa...

Recargó su mentón sobre su mano sin dejar de mirarle.

— Es muy distinto qye sostenga una charla tranquila, por las que digas que estoy detrás de alguien. Si tanto me conoces, no deberías estar celosa, porque siempre mi cuerpo y no senitr son únicamente tuyos.

Se mostraba tranquilo y con una expresión neutra.

— Si has de "pagar con la misma moneda" a algo que no he hecho, serás mucho peor, y créeme, que esos celos enfermizos son tu inseguridad reflejándose, cariño.

— Claro, claro. Se lo dices a la persona que te conoce desde que ella nació. Eres un cerdo que le gusta andar detrás de las faldas de todas, por más que te ocultes. — Se cruza de brazos. — Siempre dices que eres amable, pero eres un coqueto. Tal vez debería pagarte con una cucharada de tu propio chocolate. — Sí... Estaba celosa. {?}

— ¿Comprarme cosas? ¿Bromeas? Yo compraba las cosas que me regalaba... Bueno, los besos no pueden ponerse peros, pero he de confesar que tampoco me gustaban cuando estaba siempre invadiendo mi espacio personal, soy muuuuy quisquilloso con eso cuando se trata de citas.

— Pero bien que te gustaba cuando te regalaba cosas y te sonrojabas cuando te daba un beso en la mejilla. {?}