*Y no está de más la actitud del joven, ¿quien en su sano juicio querrá a una chica tan fea como ella?, eso pensaría Tomoko, ya que ... aquello era una misión imposible de ejecutar cuando se trata de hablar con otra persona. Dado a esto, Tomoko no habló, no observó al joven fijamente y tampoco sabía lo que debía hacer en ese momento, así que solo murmuró despacio con extrema timidez entre su balbuceo y/o intento de palabras, claro si es que así se le pueden llamar.*
- Yo... Yo so-lo... L-lo ... sien-to.
*Masculló entre dientes, mientras se apartó con levedad de la vista del albino, tras decir esas palabras que no poseen coherencia. Tomoko se moría de la pena por lo que acababa de acontecer, sin embargo, en ese preciso instante pasaron a cercanía de ambos, unos jóvenes que poseen el mismo uniforme de ella girando su mirada con desdén hacia la pelinegra y cuchicheando unas crueles palabras que pensaron que no alcanzaría a escuchar.*
¿?: Vaya, esa chica horrible de nuevo, es la más fea que he visto en toda mi vida. ???: Causa pena ajena, siempre está sola, debe ser tu novia desamparada, ¡que asco!
*Sus lágrimas pronto se hicieron presencia sobre sus ojos jade, y lo peor de todo, sucedió justo en presencia de Nathan que parece mostrar cierto agrado hacia ella. Además, Tomoko tiene por bien sabido que no posee tales encantos que cualquier muchacha de preparatoria debe caracterizarse. Las crueles palabras de los chicos mancillan su mente como el filo de un cuchillo sobre la tersa piel causando que sangre y lacere.*