[code]Por un instante se preguntó si Kiyoshi haría un movimiento más temerario esa noche. Lo estaba deseando y, a la vez, lo estaba temiendo. No podría leer tranquila con la duda en la cabeza.

Aún así se puso en pie y fue cuidadosa al dejar caer su peso en las piernas ajenas. Su estatura era menor a la del joven, por lo que sus pies quedaron suspendidos en el aire. Sin quererlo, le dio la espalda en lugar de acomodarse de lado para que pudiera ver su cara; era su modo de resguardarse y evitar así que la viera demasiado y descubriera su nerviosismo o lo acrecentara.

—Si peso demasiado dímelo, por favor. No me ofenderé.[/code]