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N1556112 · F
—Si... me pregunto por que algunas personas no piensan así.—
Murmuro malhumorada a pesar de estar ensimismada en sus pensamientos por lo que, al darse cuenta de sus propias palabras salió de su ensoñación, ruborizándose mientras se levantaba y miraba a Shin completamente apenada.
—¡No dije nada! Ha..ha..ha. ¿Ya tienes hambre? Preparé unos pastelitos por la tarde, ¡pensé que les gustaría algo dulce para recuperar energías!—
Prácticamente huyo aunque no había donde esconderse, simplemente se pego a la barra donde se puso de forma nerviosa el delantal y ajusto el pañuelo en su cabeza para servirle un par al peliazul.
Murmuro malhumorada a pesar de estar ensimismada en sus pensamientos por lo que, al darse cuenta de sus propias palabras salió de su ensoñación, ruborizándose mientras se levantaba y miraba a Shin completamente apenada.
—¡No dije nada! Ha..ha..ha. ¿Ya tienes hambre? Preparé unos pastelitos por la tarde, ¡pensé que les gustaría algo dulce para recuperar energías!—
Prácticamente huyo aunque no había donde esconderse, simplemente se pego a la barra donde se puso de forma nerviosa el delantal y ajusto el pañuelo en su cabeza para servirle un par al peliazul.
SW-User
── Pero que linda es nuestra Hachi.
La mano de Shin se colocó con cuidado sobre la cabeza de aquella joven que se había convertido prácticamente en la mascota del grupo, el amor que Hachi daba era reconfortante y desinteresado, y era por ello que para Shin resultaba tan adorable. Shin era consciente de que aquella joven usualmente se sentía sola y necesitaba de constante atención, como un perrito, y ahora que Nana se la pasaba mayormente en casa de Ren, seguro que se sentía sola, al terminar los ensayos era ahora una costumbre para él quedarse en casa con Hachi.
── ¿Qué cenaremos esta noche, Hachi? Muero de hambre.
Dijo mientras recargaba su cabeza en el hombro contrario.
La mano de Shin se colocó con cuidado sobre la cabeza de aquella joven que se había convertido prácticamente en la mascota del grupo, el amor que Hachi daba era reconfortante y desinteresado, y era por ello que para Shin resultaba tan adorable. Shin era consciente de que aquella joven usualmente se sentía sola y necesitaba de constante atención, como un perrito, y ahora que Nana se la pasaba mayormente en casa de Ren, seguro que se sentía sola, al terminar los ensayos era ahora una costumbre para él quedarse en casa con Hachi.
── ¿Qué cenaremos esta noche, Hachi? Muero de hambre.
Dijo mientras recargaba su cabeza en el hombro contrario.
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