Suelta una carcajada no sólo por sus palabras sino por el gesto que siempre tiene con ella de jalarle las mejillas sólo para molestarla. —¡Si huyes! Y me apachurras—.

Correspondió su beso y volvió a arrugar la nariz, mostrándose en desacuerdo con sus viles mentiras. —¡Nunca huiría! —y en un acto infantil y predecible simplemente decidió ir jalar sus mejillas. (?)

—Yo todo el tiempo quiero besarte y huyes [?]—. Claramente no era así pero le gustaba discutir con él, en cuanto le picó la nariz se pone de puntas y le besa los labios.

—Eso es mentira, ¿cuando he rechazo algún beso tuyo —le pica la punta de la nariz con uno de sus dedos.

—Pero es cada que tu quieres [?] No cada que yo quiero—.