Está bien, no tengo objeciones al respecto. -Si las tenía, a esas alturas el caballero no podía confiar en más nadie, sólo en su señora a quien juró defender pese a tener todo su pronóstico en contra, pero con el resto, realmente no deseaba entrar en contacto, si quiera jamás permitía que lo conozcan más allá de una charla casual, cual no llegaba a casi nada por su vago interés en relacionarse, sin embargo no iba a echarse para atrás con el plan de su señora, pese a que no era tan sólido como imaginó.-
Guiare a Miriahn desde el exterior por los parajes del castillo. Tu estarás a una prudente distancia entre mi y el castillo. Zoelia distraira a loa guardias que llegue a haber sin matarlos. Y Miriahn se encargará de los asesinos. **Responde, resuelta y totalmente segura.** Necesito hacerlo para ganar la lealtad de ella. **Aclara, a una posible pregunta del hombre, sin expresar.** Es su padre después de todo. Pero ella a diferencia de él prometió ser leal y es una mucho mejor guerrera de lo que el cobarde de su padre jamás será...
-El caballero ante las palabras de su señora, tenía un sin fin de objeciones, entre ellas la absurda idea de salvar a un hombre tan cobarde e inútil como el antiguo general de los paladines, pero como siempre acalló todo lo que tenía para decir, así como también controló sus emociones con su zen para que su seriedad se mantenga.- Como ordene, mi señora. ¿Cual es el plan?
**No quiso seguir pensando en más banalidades sin valor, como las llamaba su padre y opta por expresarse en el mismo tono férreo y gélido que él.** Dentro de dos días partiremos a Drachenzunge, tú, yo, Zoelia y Miriahn. Rescataremos a mi tío por petición de Miriahn. Te necesito a mi lado, protegiéndome. No puedo usar aura o enviarían a cazarnos.
-Aquel solo observó a la mujer retirándose, sin embargo luego de unos momentos optó por seguirla ya que, no podría ir muy lejos sin él, aunque en ese transcurso no le dirigió la palabra, tan solo se quedó detrás de ella, a la espera de alguna orden o algo.-
**Aquel tono borra totalmente su sonrisa y, esbozando una mueca de frustración y tristeza, baja los brazos, para dar media vuelta y disponer a retirarse.**
Me lo había regalado una niña que salvé de ahogarse, gracias. -Respondió en tono seco y cortante mientras observó las pocas cenizas que quedaron en el suelo antes de ser arrastradas por el viento.-
