Bien... **Musita, aceptando aquella oferta, para luego añadir, decidida.** De haberlo mencionado antes, lo habría considerado primero. Deseo ir allá. Primero hay que hacer que me devuelvan la gema de mi padre, y a Bernard su maleta que tanto pide. Y que incluso golpeó a algunos para obtenerla... Deseo ir allá y aprender a controlar mejor el poder que tengo. Si ya lo tengo, yo seré quien lo use como arma. Nadie más.
En mi refugio hay guerreros como yo. -Es lo único que comentó antes de separarse completamente de ella, sin seguir más con aquella charla referente al pasado de su padre o mismo sus objetivos actualmente. Ya había hablado demasiado por hoy y claro que no tenía interés en siquiera arruinar más ese pequeño momento de paz que pocas veces la menor tenía con tantos idas y vueltas de la vida.-
No se trata de un refugio... no se trata de vivir con seguridad. Se trata de conseguir algo, como sea, pero conseguir algo para poder quitar a la usurpadora de donde está. **Replica, saliendo aún más su enojo. Tanto porque su plan anterior fracasó, como por el hecho de no saber si confiar o no en ese hombre. El Heredero de esas tierras.** Esperaremos... hasta saber realmente sus intenciones para "usarme". Si no obtenemos garantía de lograr algo que nos ayude a avanzar. Buscaremos en otros lugares. Mi padre demostró que podía... según entiendo. Porque la gente poderosa lo subestimó. No podemos contar con eso aquí. Giselle está buscando matarme, desde antes de convertirme en una amenaza para ella. Ella entiende porque murieron los nobles de antes, su padre, el abuelo de mi padre. Sabe que error cometieron. No cometerá el mismo. Y yo no deseo cometer el error de mi padre...
No lo harán. A veces no se trata dar algo a cambio, sino demostrar que puedes. Haciendo lo que haces, el no escuchar lo que... ambos generales te aconsejan, logras que tu causa cada vez sea más inalcanzable que posible. Eberhard fue grande porque demostró que podía. A mis ojos estás tomando un camino equivocado por ceguera y desesperación. -Eso último realmente fue de más pero debía de decirlo, sacar todo aquello que estuvo guardando hace tiempo porque vio que era el momento exacto para hacerlo, y claro que como siempre no mediría sus palabras al expresarse.- Si tu problema radica del hecho que no tienes un lugar donde resguardarte, te daré mi refugio.
Creo que a nadie le importa realmente... más que a nosotros. **Musita, con leve enojo, que se nota a simple vista contiene lo más que puede hacerlo.** Padre lo dijo una vez antes de caer. "No esperes que los demás luchen por ti, sin ofrecerles algo, o sin el miedo latente". Dijo que nadie arriesgará nada por una causa que ven perdida, que nadie arriesgará nada por una causa que no les dé beneficios. **Se les caban las opciones. Ahora, ella lo sabe así, por las lecciones que ha tomado. El resto del continente, más allá de los dominios de Xiê es más hostil, o se encuentran más enfrascados en mantener su estilo de vida, sea o no, que usen a otros o no. Duda que más allá "Los Buenos Amos"; siquiera presten atención a sus palabras.**
Tenemos... no. Tengo. -Replicó con una forzada y sutil sonrisa en su rostro mientras se separó de ella. Comprendía que aún era joven para darse cuenta de muchas situaciones, así que con mucho pesar procedió a explicarle.- Como un arma viviente. Mikhail me comentó sobre su charla, sobre lo que ocurrió esa noche que tus poderes se salieron de control. Ese príncipe busca eso, usarte en sus batallas para ampliar su imperio, dudo que le importe si quiera tu causa.
Quiere usarte para sus conquistas, eso es todo. -Respondió en ese tono cortante al hablar, aunque se notaba un evidente enojo tanto para expresarle como en sus facciones, sutiles pero aún así se veía molestia sobre esa situación.- No nos ayudará a nuestra causa, de eso estoy seguro.
Él quiere algo... lo dijo. **Musita débilmente, tras las palabras de él, un tanto pensativa.** Por eso no te lastimó... pero quiere algo, además de ver que salga mi poder.
-Ese repentino abrazo fue algo que no esperó. Se quedó tieso y anonadado mientras le observó fijamente por unos momentos, pero tras escuchar su confesión, le tomó de los hombros para separarle de inmediato.- Si te preocupa que no me lastimen, piensa mejor las cosas antes de dar una orden. Tuvimos suerte de que no nos mataran... otra vez, pero dudo que ya haya una tercera oportunidad.
