** Sus pasos le llevan en un tranquilo y acostumbrado andar, como cada noche para si mismo, le gustaba hacer guardia en la salida de la ciudad de Rodorio; por ello era casi imposible pasar desapercibido delante de cada una de las moradas zodiacales por tanto era normal encontrarse con sus compañeros, la luna que se encuentra en su punto cúspide brilla con esa hermosa luz de plata que detalla cada aspecto en las estructuras de mármol que adornan el primer recinto del santuario, edificada por grandes pilares de color marfil, al final de un sendero de escalinatas en las que durante la mayor parte del tiempo permanece aquel que precede su paso, el guardián dado a la protección de la imponente constelación que contiene como estrella mas brillante a la bella y naranja Hamal, justo al posar su pie en la entrada, una suave brisa hace su recorrido a través de los pilares trayendo consigo nubes que de momento opaca la belleza de Artemisa, esto hace que el símbolo en lo alto del templo se muestre en su bajo relieve aun mas claro, el templo sagrado del Carnero Aries. Una voz firme emana desde las sombras en el interior del recinto y hace eco a lo largo del recorrido de pilares, justo al tiempo se escuchan suaves pasos, con un toque estridente y metálico por el golpear del tacón de sus botas contra el frío y pulido piso de mármol, presta atención a aquella voz y gira su cabeza para centrar su mirada en dirección del enorme lugar, justo la luz de plata empieza a recorrer el lugar manchando de brillo dorado los definidos cuernos de la Cloth dorada que se muestra frente a él - Estas aquí Mu, pensé que ignorarías mis pasos como lo haces cada día... Entiendo a la perfección tus palabras y descuida, haré lo que me pides de todas formas, mi linaje es peligroso para cualquier ser; pido me perdones, no volverá a pasar, ahora con tu permiso me retiro... - un cordial gesto seguido de sus palabras hace presencia y retomando su curso, continúa hasta el ultimo tramo de escalinatas **