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*Por lo que se ha escuchado de antiguos relatos, leído en los libros de fantasía y visto en películas de ficción, es común pensar que los vampiros están apegados a un lugar, a un espacio físico en específico, al lugar dónde habitaban cuando estaban vivos, otros dicen que al lugar donde murieron y nacieron como lo que son ahora: criaturas de la muerte. Creo que todos alguna vez hemos escuchado la historia de alguien que se topa con la aparición de un vampiro y ha tenido contacto con aquellos hijos de la noche, involucrados en las muertes más extrañas e inespecíficas que la ciencia no puede explicar, justo al llegar a vivir o a visitar a un lugar; por alguna razón siempre el humano común se ha visto por sí mismo como la posible presa y futura cena de éstos seres muertos en vida, actuando como los habitantes legítimos de un espacio, o si es que lo hay, burlando cada vez más la monótona vida y sapiencia del ser humano conforme el tiempo pasa.*

*La noche perpetua, solitaria y melancólica, formando parte de la penuria que invade a toda criatura de la noche. A cercanías de la ubicación de la bella dama, ahí se hallaba Kanato Sakamaki, el cuarto hijo legítimo de un maldecido legado, cuyos principios están basados en la burda vida de todo vampiro.

- Los misterios de la muerte son obscuros, Teddy. -mencionó con tilde grotesco y bastante aniñado, a sabiendas que no se encuentra solo- ¡Hahahahaha!, ¿Ah que dices Teddy?, ¿tenemos visitas?, ¡Oh, tendremos una fiesta, nuevos amigos o una presa qué asesinar!

*Su dulce y perversa voz se escucharía bajo las lunáticas risas, indicando al rubio acercarse, una peculiar invitación.*

- ¡Anda, anda, ven aquí!, ¡Teddy te quiere conocer!