- Algunos niños de edades similares a las de ambos chicos les invitaban a que entraran al agua. Sin perder el tiempo, Leona se despojó de su camiseta y sandalias, dispuesto a meterse al agua. Pero luego recordó a su nuevo amigo, mirándole sonriente. -

¡Ven, vamos a nadar! - Se acercó a él y le tomó de la mano, entusiasmado. - ¡Saltaremos desde aquella rama de ese gran árbol! - Le señaló con la mano libre un gran árbol que estaba a orillas del manatial, en donde algunos chicos se lanzaban de allí al agua, como si las ramas fueran una plancha de clavados. -

Corrió tan rápido como pudo con la intensión de darle alcance al príncipe león, no presto mucha atención a las miradas ajenas, no le eran importantes pues lo estaba pasando bien.

Algo agitado, por el clima del lugar y la carrera previa se detuvo al llegar al manantial, sus ojos se abrieron grandes y maravillados ante la escena— Woow...es muy bello — Los árboles frutales le daban un toque aromático al aire, estaba notoriamente asombrado se acercó con cuidado y se inclino para que sus dedos tocaran la cristalina agua —

¡No me pierdas de vista, Malleus! - Le gritó mientras corría y viéndole desde atrás, logrando estar algo alejado del chico dragón. Era la primera vez que corrían los dos por las calles del reino de Afterglow, por lo que muchos habitantes del pueblo miraron con asombro al príncipe Leona divertirse con otro niño de otra nacionalidad distinta. -

- Pronto llegaron al manantial, el cual estaba rodeado de frondosas palmeras, arbustos tropicales y rocas. Habían ya algunos niños, jóvenes y adultos refrescándose en sus cristalinas aguas, siendo todos vigilados por la guardia de las leonas del reino. - ¡Es aquí!

Se puso de pie y comenzó a correr tras de él z estaba nervioso y emocionado, por lo que no dudo en seguirlo — ¡Voy!

¡Ya verás que no! ¡Ven! - Leona tomó la delantera y comenzó a correr por las calles del pueblo, en dirección hacia el manantial. - ¡No te quedes atrás!

—¿Es...muy lejos de aquí? —Pregunto con interés, pues la idea de ver más niños y conocer el manantial le era sumamente interesante — Me gustaría conocerlo, si no está muy lejos, no puedo alejarme mucho —

El manantial más cercano está un poco más allá del pueblo. ¿No te sentirás incómodo si vamos? Puede que hayan otros niños también. ¡Será divertido! ¿Qué dices? - Le propuso Leona, llevando sus brazos tras su nuca y sonriéndole de oreja a oreja. - El agua del manantial es deliciosa.

—Si, Valle de espinas — Sonrió con timidez, pues no podía argumentar nada, bego con suavidad con la cabeza y espero una respuesta— La abuela no suele traerme aquí

¿Valle de espinas? ¡Uy, detesto las espinas! Espera...¿Significa que nunca has visto un manantial tampoco? - Se puso de pie y abrió sus ojos de par en par, sin poder comprendee que aquel niño con cuernos fuera tan extraño. -

Cuando le dió el teléfono lo guardo en su bolsillo, tomando el libro entre sus manos— Del Valle de espinas, tampoco había venido aquí antes, es...es la primera vez que mi abuela me trae aquí —