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Mriss · F
—Ni querría.
Le dedicó una de esas risitas dulces, casi infantiles, que guardaba solo para ella. En su cómodo lugar, no dudó en dejar un par de tiernos besos en cada uno de los pechos que la refugiaban, después alzando la mirada en busca del precioso rostro de su amada.
—Ni tú de mí. ¡Eres mía, mía, mía! —Alborozada, intercaló un besito entre cada una de sus últimas palabras, dando a los labios de Eshne un recordatorio de por qué lo que decía era completamente verdad.
Le dedicó una de esas risitas dulces, casi infantiles, que guardaba solo para ella. En su cómodo lugar, no dudó en dejar un par de tiernos besos en cada uno de los pechos que la refugiaban, después alzando la mirada en busca del precioso rostro de su amada.
—Ni tú de mí. ¡Eres mía, mía, mía! —Alborozada, intercaló un besito entre cada una de sus últimas palabras, dando a los labios de Eshne un recordatorio de por qué lo que decía era completamente verdad.
Eshne · F
— Mía, mía, por siempre.
Tras sonreír con tal jovialidad Eshne reitero la egoísta posición, no hubo nada que meditar, sus sentimientos se comunicaban por si solos, aunque había sido casi una orden con tonalidad pendenciera acataba sin chistar. ¿Y cómo no hacerlo? Si lograr visualizarla descansar entre sus brazos era todo un sueño hecho realidad; tan hipnótica, tan encantadora.
— Ya no puedes escapar de mí. — Susurro que confirmo un poco de todo el amor contenido para su amada rosada, incluso, concluyó por apegarse aún más a ella.
Tras sonreír con tal jovialidad Eshne reitero la egoísta posición, no hubo nada que meditar, sus sentimientos se comunicaban por si solos, aunque había sido casi una orden con tonalidad pendenciera acataba sin chistar. ¿Y cómo no hacerlo? Si lograr visualizarla descansar entre sus brazos era todo un sueño hecho realidad; tan hipnótica, tan encantadora.
— Ya no puedes escapar de mí. — Susurro que confirmo un poco de todo el amor contenido para su amada rosada, incluso, concluyó por apegarse aún más a ella.
Mriss · F
—¿Tuya?
Una pregunta que podría parecer desafiante; pero la sonrisita perezosa con la que acompañó tal palabra desmintió tal idea por completo. Una risita, un besito a los labios de su adorada pelirroja, bastaron para confirmar que esa declaración le había agradado bastante.
—Dilo de nuevo. Di que soy tuya. —Dijo, pestañeando con coquetería antes de deslizarse entre los brazos de Eshne, acurrucándose entre los senos de su pareja. Aunque gustara de llevar las riendas, a veces podía ser una completa mimada.
Una pregunta que podría parecer desafiante; pero la sonrisita perezosa con la que acompañó tal palabra desmintió tal idea por completo. Una risita, un besito a los labios de su adorada pelirroja, bastaron para confirmar que esa declaración le había agradado bastante.
—Dilo de nuevo. Di que soy tuya. —Dijo, pestañeando con coquetería antes de deslizarse entre los brazos de Eshne, acurrucándose entre los senos de su pareja. Aunque gustara de llevar las riendas, a veces podía ser una completa mimada.
Eshne · F
— Es una excepción. Mí hermosa Marissa es especial.
Podría proseguir con ciento de halagos más, sin embargo, ahora su prioridad era permanecer aferrada entre aquellos brazos considerados su refugio y sobre todo compartir ese calor tras haber reforzado la unión de ambos cuerpos, de ambas almas.
Podría proseguir con ciento de halagos más, sin embargo, ahora su prioridad era permanecer aferrada entre aquellos brazos considerados su refugio y sobre todo compartir ese calor tras haber reforzado la unión de ambos cuerpos, de ambas almas.
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