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MrLv1581128 · 31-35, F
Siguió con satisfacción cada movimiento de la pelinegra, como quien supervisa algo con minuciosidad, y ante el cuestionamiento de la ajena, la creole sonrió, casi maliciosa, resaltando así sus pómulos.
—Oh, cher, es precio es nimio, y como soy benévola, te daré un par de opciones.
Musitó, e hizo una pausa en suspenso natural, llevándose con calma una de sus manos a su mejilla izquierda, como quien medita sobre algo.
—Puede ser dinero; nimio, lo sé.
Admitió despreocupada, mirándola de reojo y encogiéndose de hombros con calma, y retomó.
—O puedes quedarme a deber un favor.
Volvió a hacer otra pausa, y una sonrisa casi sardónica se dibujó en su rostro. Quizá sus expresiones eran intimidades, entre esas miradas y esas sonrisas, pero la realidad era que tenía una reputación que mantener, el misterio y el horror debían seguir presentes.
—¿Qué dices, cher? ¿Qué tipo de pago elegirás?
Cuestionó, más como un siseo que como una pregunta, aguzando la mirada sobre ella.
—Oh, cher, es precio es nimio, y como soy benévola, te daré un par de opciones.
Musitó, e hizo una pausa en suspenso natural, llevándose con calma una de sus manos a su mejilla izquierda, como quien medita sobre algo.
—Puede ser dinero; nimio, lo sé.
Admitió despreocupada, mirándola de reojo y encogiéndose de hombros con calma, y retomó.
—O puedes quedarme a deber un favor.
Volvió a hacer otra pausa, y una sonrisa casi sardónica se dibujó en su rostro. Quizá sus expresiones eran intimidades, entre esas miradas y esas sonrisas, pero la realidad era que tenía una reputación que mantener, el misterio y el horror debían seguir presentes.
—¿Qué dices, cher? ¿Qué tipo de pago elegirás?
Cuestionó, más como un siseo que como una pregunta, aguzando la mirada sobre ella.
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