Esos cambios no le permitían leerla, no lograba descifrar lo que sucedía con ella. Frunció el ceño y se cruzó de brazos haciéndose la ofendida. — Un día volverás y no correré a tus brazos porque estaré en los de ella ~

Sonrió ante su petición, ocultando en aquélla expresión alegre y despreocupada que esa promesa era algo difícil para ella. Sabía el riesgo al que se exponía en cada misión, secretos y peligros que solo ella y Emperor conocían y de los que quería mantener alejada lo más posible a la persona que más le importaba. Sabía, sin embargo, que esas palabras eran importantes para Exusiai. —Siempre, Exia... Siempre voy a regresar a mi hogar.— Acarició sus mejillas con los pulgares sin poder evitar que su voz sonara un tanto melancólica, más de inmediato bromeó. —Texas te cuidará bien en mi ausencia.~

Cerró sus ojos al sentir la presión en sus mejillas, no pudo evitar reír un poco. — ¿De verdad? ¡Significaría mucho!— Aunque significaría más si se quedara más tiempo, cada vez sus visitas resultaban más cortas. —Debes cuidarte, debes volver siempre a mi.

—¿De verdad?— Llevó ambas manos a las mejillas de la pelirroja, apretándolas un poco. —Se que no muchas veces tengo tiempo de traer regalos... Pero prometo buscar algo para ti en cada uno de mis viajes.

Eso fue demasiado tierno, sentía que ese lado de Mostima solamente ella podía alcanzarlo. Tomó el muñeco entre sus manos y sonrió dulcemente devolviendo a la más alta una cálida mirada. —Me encanta!