Tal y como la peliazul podía imaginar, Exia inmediatamente extendió sus manos para apartarla, dejó escapar una risa corta y retrocedió un poco. —Suficiente Mostima, hay una fiesta a la cual asistir y no pienso dejar que arruines mi disfraz~
–Demasiado lejos, soy solo un alma perdida... y si, hay algo más... ¿Podría guiar mi camino de vuelta a la luz, hermana? Estoy segura de que Dios se sentiría orgulloso.– Se agacho ligeramente, en un parpadeo sujetó la larga falda del disfraz de Exusiai y comenzó a recorrerla hacia arriba, aunque estaba segura que la Sankta no se lo permitiría, valía la pena el intento.
Apoyo sus manos sobre sus hombros y poco a poco rodeó su cuello apegándose a ella. —¿Y que tan lejos estabas del paraíso? — Da un beso suave sobre sus labios. — ¿Solo estos labios te llevarían de vuelta o hay algo más?— Evidentemente cuando se viera acorralada haría algo anticlimatico pero debía admitir que le gustaban esos juegos.
Su expresión se convirtió en una sonrisa cómplice, le gustaba cuando fingía ser una niña inocente y después negaba todo ese coqueteo que tanto la provocaba. –¿Sentirse bien es un pecado, hermana?... Besar estos dulces labios me acercan al paraíso un poco más cada vez.~ Susurró antes de morder suavemente su labio inferior.
Está vez no pudo evitar reír por sus palabras, levantó su mano y delineó uno de sus cuernos suavemente. —Me habían dicho que el pecado resultaría demasiado tentador, jamás había imaginado cuánto, ¿Estoy perdiendo el camino?~
¿Premio doble? -Tomo su rostro con ambas manos y la obligó a acercarse, para dar un beso sobre sus labios.- Whops. Perdone, hermana. Es solo que es muy hermosa.~
