La observó hacer esas cosas que los mortales consideraban estéticas y dignas de buena higiene. No entendía cómo, en su condición de maga, no ocupaba sus poderes para encargarse de todo en un abrir y cerrar de ojos. Quizás las costumbres de un mundo cambiante habían calado en ella más que en él. Con todo, alcanzó a decir. — Dicen que los... ataúdes ahora son más cómodos. Me dan curiosidad. Ahora los llaman... "camas", ¿no es así?

—Se ajustó la bata, y se dirigió al pequeño lavabo que estaba cerca del baño, y se lavó la cara con movimientos suaves, quitándose de encima toda pizca de maquillaje, liberando su piel de su yugo. Cuando terminó, se secó la cara con lo primero que encontró, y su rostro se apreciaba más suave sin ese delineado, pero sobre todo, sin esos labios rojos que imperaban; parecía incluso que sus ojos azules brillaban más con su cara en estado natural.— Querido, no me imagino qué podrías hacer con dinero. —dijo, riéndose con ligereza.—

— ¿Y qué tiene de malo? He oído que mientras más, mejor. — Volvió a girar a su alrededor. Tener una vista de la hechicera durante la mañana, cuando se supone que está más vulnerable, es ... interesante.

Querido, ambos sabemos que el brilll es lo único que te atrae del dinero; y en estas épocas el dinero es de papel, u opaco. —dijo con sorna, y se incorporó para estirarse; era ese momento en el que realmente podría relajarse después del trabajo.—

Mirándola detenidamente, guardó silencio por unos instantes. No sabía si darle la razón o reprocharle la falta de "diversión" en sus días juntos. — ¿Así es como me tratas por cuidarte día y noche? Debería comenzar a cobrarte algo de dinero.

Las cosas han estado demasiado tranquilas, ¿no es así? Ni siquiera te he podido alimentar dignamente; cada vez es más difícil conseguir almas, o cadáveres. —dijo entre un suspiro, retirándose la otra media.—

Decidió posar por ahí, más tranquilo en su irregular revoloteo. — Sabía a lo que me enfrentaba cuando accedí a cuidarte, nada más. No es todo tan malo.

—Sonrió a medio labio, mientras se quitaba una de las medias enrollándola con cuidado.— I know, you poor thing. Life can be too boring with this witch, can't it?

Confiado, solo la rodeaba en su forma animal, atento a sus agraciados movimientos. — You should know that I am used to it, my witch.

What a long night it was! —exclamó con audible cansancio, mientras se despojaba de sus tacones, y se sentaba en una silla aledaña para quitarse las medias.— I hope you were not too bored, dearest.