Apretó sus labios sin poder emitir palabras, no tenía respuesta para lo que su hijo decía pues no era nada más que la verdad. Cualquier idea o posibilidad de recuperarlo estaba muy lejana si no es que imposible. —Mordred, se que vives con esa mujer a quien llamas tu Master, esa no es tu sangre, no es tu familia y ahora está nueva oportunidad podría permitirnos hacer las cosas bien, como debieron ser. — ¿Qué estupidez estaba diciendo la hechicera?, al final no era la indicada para hablar de sentimientos.
¿Como persona?... -Arqueó una de sus cejas, incrédula, ¿En verdad su madre hablaba de sentimientos? Pensaba que quizás, tantos siglos caminando sobre la Tierra, sin poder morir, sin poder cambiar, la habían terminado de volver loca.- Soy un arma, Morgana. Un instrumento que tú misma creaste y al que tú manipulaste durante toda una vida. Si justamente ahora quieres comenzar a ser una buena madre comienza por dejar de mentirme de una vez por todas. Tú y yo sabemos que soy un monstruo.
Ese temperamento, ese odio profundo que sentía hacia la hechicera no tenía comparación. Pero decirle que su potencial era el de un Rey sería una mentira mas, al de un asesino, por supuesto pero ella lo había provocado y de un arma, era la verdad que por mucho tiempo Morgana negó. - Como persona, Mordred. - Sus brazos se cruzaron, su mirada fija en la de su hijo fue serena e impasible a pesar de la clara amenaza que representaba el movimiento de su pie contra el pavimento. - No hay reino que proclamar, eres libre a final de cuentas. -
>Oh así que el tamaño del ego del niño es sobrepasado por el de su boca... Quisiera verte intentar tocarme, te aseguro que sería lo último que hagas en tu vida niño mimado <Cerro sus ojos y los mantuvo cerrados para ocultar su habilidad ocular oculta a los ojos de ellos> Su hijo sólo necesita a alguien que cierre su boca con un buen par de puñetazos.
-Al escuchar a Morgana tiró el cigarrillo al suelo y dio un pisotón sobre el, quizás con más fuerza de la necesaria, tanto que el suelo se resquebrajó ligeramente alrededor de la suela de su bota.- ¿A que clase de potencial te refieres madre? ¿Al de un Rey, al de un asesino o al de un arma? Porque realmente nunca he entendido que es lo que quieres de mí.
Acercarse a Mordred era imposible, jamás confiaría en ella y aunque lo hiciera lo que había hecho era imperdonable. - Estas desperdiciando tanto tu potencial...- pero de continuar con ese tema o siquiera cerca de su hijo, aquello no podría acabar bien. -
-Rueda los ojos y da otra calada a su cigarrillo. Sus gestos y movimientos asemejan bastante a los de la mujer que tiene por master.- ¿Ya terminaste de meterte en lo que no te importa? De lo contrario tendré que arrancar tu ínfima hombría con mis propias manos y metertela en la boca a ver si así te callas.
>La verdad me daría igual partir tu boca en dos y dejarte una bella sonrisa de oreja a oreja, es mas puede que te haga un favor así recibirás toda la atención de mamá, niño mimado.
