— I thought you had died, and I was so scared, and so sad that I never got to say goodbye. I didn't know where you were; and after all I knew I didn't have any right to demand anything from you. But... I felt so guilty and selfish, because I feel so alone in the world without you, and I don't want to lose you forever. —se liberó de su pecho el frío que le oprimía y sintió tranquilidad por primera vez desde que él había regresado. La tensión de sus brazos fue calmándose, y el abrazo que desesperadamente se aferraba a él, aunque firme aún, era menos restrictivo y más afectivo. — I know you might have to go, just please, always come back to us.
Aunque quería hablar, las palabras se ahogaban en el mar de lágrimas que no dejaban de surgir. Moonique se volvió pequeña y vulnerable en los brazos de Audric, sin saber a ciencia cierta qué le estaba causando tanto lamento, ni qué tanto le quedaba por sacar de su pecho; sentía la humedad de sus lágrimas empaparle el rostro y la tela contra la que se encontraba apegada. — Y-yes, I did. —logró responder en un susurro ronco. Conscientemente tuvo que relajar la presión que hacían sus dedos contra la espalda de Audric y soltó la tensión de sus brazos cuando pudo tomar un respiro, cuando se había calmado la tormenta. Sólo porque no quería separar el abrazo, no se preocupó de secar las lágrimas que continuaban bajando por su rostro. Le escuchó en silencio, conmovida, y tras unos segundos que pudo componerse, musitó de manera íntima, con la necesidad de confesar, de sacar lo que sentía del pecho.
Sus hombros se relajaron, pero aquello no impidió que sus brazos se aferrarán con más fuerza a ella, encogiéndose en los primeros mientras buscaba desesperadamente sentirse más cerca de su compañera. —I can't die. Not until the day I know for sure that I can't return to you no more.
Un hueco se formó en la boca de su estomago; uno que sentía podría consumirle entero hasta hacerle desaparecer. Había tenido la osadía de preguntar aquello, a sabiendas de la respuesta, y aquella reacción no era más que un reflejo del pesar en su mente. ¿Pero no habría sido más egoísta, acaso, haber hecho caso omiso de las consecuencias de su ausencia? —You thought I was dead. Didn't you?— Cerró los ojos, y su psique le trasladó a las afueras del oblast de Donetsk, en Ucrania, recordando en una de las escasas noches de calma en medio del conflicto en la que pudo apreciar la Luna en uno de los claros del denso bosque de Sviati Hori. —When I was away, I realized most people have their north star to mark their way back home; but my guide, even through the darkest nights, has always been the Moon.— Suspiró de forma entrecortada, como sí él mismo se liberara de una grávida carga.
No sabía por qué lloraba, pero tenía la sensación de haberlo estado conteniendo por mucho tiempo y que ahora por fin, de la nada, los sentimientos se le desbordaban. Se aferraba a Audric con fuerza, intentando detener las lágrimas sin éxito. Entre sollozos, confesó apegada a su pecho con la voz entrecortada. — I missed you so much. I thought... —quiso seguir hablando, pero estaba agobiada por sentimientos a los que no sabía ponerle nombre. Tan sólo se refugió en él, esperando a que pasara la tormenta.
La recibió entre sus brazos, rodeándola a la altura de los hombros al mismo tiempo que ella le abrazaba por la cintura. La fuerza con la que se aferraba a él era palpable, al igual que la forma casi contenida en que su cuerpo temblaba al haberse echado a llorar sin más. No dijo nada por unos momentos, tan solo acariciando una y otra vez con la diestra su corta cabellera oscura. —What's wrong?— Finalmente susurró, a la par de que presionaba los labios contra la cabeza de Monique.
Bajó con cuidado a Rey de sus hombros. —Alright— Presionó los labios y se acercó a él, rodeándole el torso con los brazos, reviviendo la sensación de seguridad que le daba estar cerca de él. Afianzó el abrazo con más fuerza de la que quería, hundió el rostro en su pecho y sin quererlo, comenzó a llorar.
—Well, c'mon. Don't be shy, now.— A la par de que le ofrecía una sonrisa cálida y sincera, alzó ambos brazos y los extendió hacía ella, haciéndole una seña breve con ambas manos para que se acercase sin problema alguno.
