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MlynarNearl · 36-40, M
— ¡Brrrr! — Aquel corrientazo no solo le provocó un cosquilleo, sino también un escalofrío que le recorrió de pie a cabezas. Aún peor fue la sensación que le produjo la manera en la que todo su pelaje se erizó hasta convertirlo en una bola de felpa.
— ¡Exijo que me bajes en este momento! ¡Es una orden, nya! — No le importaba ante quién estaba, todo aquello estaba resultando una enorme afrenta hacia su persona. Y, como felino que era, no podía permitir que su dignidad y su orgullo fuesen mancillados.
Para hacer énfasis en sus palabras, señaló el suelo a sus pies —. ¡Bájame y dejaré que me acaricies el lomo!
— ¡Exijo que me bajes en este momento! ¡Es una orden, nya! — No le importaba ante quién estaba, todo aquello estaba resultando una enorme afrenta hacia su persona. Y, como felino que era, no podía permitir que su dignidad y su orgullo fuesen mancillados.
Para hacer énfasis en sus palabras, señaló el suelo a sus pies —. ¡Bájame y dejaré que me acaricies el lomo!
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