-[ Si, tenerlo asi era un sueño y a la vez una locura. Al ambos ser primerizos en esto, había que tener cuidado. La educación sexual nunca era la misma que tu cuerpo y lo que menos quería era lastimarlo. Asi que fue tanteando el terreno despacio. Los besos se prolongaron lentos y cálidos, seductores. Incluso el buscaba la lengua ajena para acariciarla y con ello, rozaba su mano libre por la silueta delgada de su serafín. Su piel lo tenía extasiado ¡Y qué decir de su figura! Una auténtica figura delicada. Y sus manos, sentir sus manos entre su cabello le hacía pequeñas cosquillas. Un fuego se iba incrementando en su pecho, su respiración se volvía un poco mas pesada. Anhelaba tomarlo para si y no, no solo sería penetrarlo, el se encargaría de hacerle saber a cada parte de su cuerpo quien era su verdadero dueño. ]-