-[ Ambas se encontraron, comenzando una pequeña batalla húmeda y suave, cálida en aquellos rincones ocultos. El se perdía y lo disfrutaba. Nunca pensó que los besos fueran cosas sumamente antojables y disfrutables a ese nivel. Las respiraciones tibias de su ángel solo le motivaban a continuar. Piel con piel, poco a poco iban entregándose en búsqueda de mas. Esas caricias le causaban un delicioso cosquilleo, los roces cerca de sus orejas lo excitaban mas de lo inesperado ¡Qué erótico! Presa del placer que le invadía, se dejó llevar por sus instintos. Sus labios no solo besaban a Mikleo, también mordían por momentos esos labiales delgados, delineándolos y marcándolos a su antojo. Besos suaves, posesivos y deseosos. Su mano libre se aferró a su muslo, acariciándolo, apretándolo, mostrándole lo que pasaría entre sus manos. ]-

-De a poco se dejó levar por los movimientos y los besos, su lengua pronto se encontró con la ajena donde ambas emprendieron una danza sensual y continua algo que generó en el serafín un repentino calor en todo su cuerpo. Realmente lo estaba disfrutando a pesar de no haber avanzado mucho y eso se podía notar en los cambios que sufría su cuerpo, exactamente en su parte baja, donde su intimidad de a poco le cosquilleó y se endureció a medida que la unión seguía. Sus manos no se quedaron quietas, estas al compás del movimiento, fueron acariciando las hebras rubias hacia atrás y hacia arriba, de vez en cuando bajó un poco para acariciar por detrás de su oreja, e intercaló los movimientos.-

-[ Si, tenerlo asi era un sueño y a la vez una locura. Al ambos ser primerizos en esto, había que tener cuidado. La educación sexual nunca era la misma que tu cuerpo y lo que menos quería era lastimarlo. Asi que fue tanteando el terreno despacio. Los besos se prolongaron lentos y cálidos, seductores. Incluso el buscaba la lengua ajena para acariciarla y con ello, rozaba su mano libre por la silueta delgada de su serafín. Su piel lo tenía extasiado ¡Y qué decir de su figura! Una auténtica figura delicada. Y sus manos, sentir sus manos entre su cabello le hacía pequeñas cosquillas. Un fuego se iba incrementando en su pecho, su respiración se volvía un poco mas pesada. Anhelaba tomarlo para si y no, no solo sería penetrarlo, el se encargaría de hacerle saber a cada parte de su cuerpo quien era su verdadero dueño. ]-

-Las palabras ajenas sin duda lo habían estremecido de una forma rara, quizás por la manera de sentirse como una presa a punto de ser atacada por un depredador o quizás por el mero hecho de por fin exponer lo que tanto tenía guardado hace mucho tiempo. Sería una nueva experiencia de la cual disfrutaría al máximo con su amado, por lo cual no temía ser profanado por él de la forma en la que sea. Al tenerlo encima, sus brazos se rodearon alrededor de su cuello y con ello asintió con la cabeza a respuesta de sus palabras para luego, entrecerrar los ojos y de a poco ir correspondiendo cada uno de los besos de manera gustosa y deseosa.-

Deberías pensarlo dos veces antes de invitarme tan atrevidamente cherié, porque después no podrás ponerte de pie. -[ Lo decía a broma, pero no podía negar que se iba a dar tremendo festín con su pequeño ángel, cuyo físico, una sola mirada podía encenderlo mas que cualquier otra batalla. Habían placeres menores y luego estaba su ángel, el plato mayor. Por ende cuando se situó encima de el, su mano acarició la barbilla de este, mientras la otra soportaba el peso para no incomodarle. El cabello rubio caía ahora sobre su rostro, enmarcando la picardía de su sonrisa. ]- Avísame si quieres que paremos... -[ Susurró, enfrascándose con el en lentos y profundos besos ]-

-Apenas terminó de quitarse sus prendas, las mismas que quedaron en el suelo, alado del sofá, volvió a recostarse a su lado y para su sorpresa, fue interceptado por este con esos besos tan demandantes que apenas pudo corresponder a ellos. Le causaba ternura como este se estaba conteniendo para no sobre pasarse consigo mismo, así que apenas se pudo liberar de dichos besos, moduló.- Si sigues aguantando tus ganas, no llegaremos a nada. Haz lo que desees conmigo, soy tuyo. -Susurra esas últimas palabras con suavidad mientras sus mejillas se tornan nuevamente rojizas. No sabía como el otro iba a reaccionar ante su pedido, pero estaba preparado para lo que sea.-

-[De su parte, no tenía nada que quitarse excepto las toallas. Pero eso podía esperar. Mas cuando ante sus ojos se desarrolló la mejor de las escenas: su serafín quitándose una a una las prendas de ropa y aunque no lo hiciera adrede, la provocación se estaba manifestando en un calor que le recorría el pecho y hacía mella en la parte baja de su abdómen. La piel de Mikleo a sus ojos era un poderoso afrodisíaco y tuvo respirar fuertemente para tomar control o se le lanzaría encima. Se mordió el labio con fuerza, su mirada tomaba intensidad al recorrerle el cuerpo, sus manos ansiaban tenerlo cerca. En cuanto lo tuvo a su alcance, atacó con besos mas demandantes, abrazándolo por la cintura ]-

-Al escuchar su respuesta positiva, ,le tomó del mentón y nuevamente dejó un beso lleno de pasión en sus labios, aunque claro este no duró mucho, por lo que se separó a los pocos segundos.- Deja me quito todo esto. -Se separó de él y se sentó para de a poco desprenderse de sus ropajes. Primero se quitó sus botas junto a las medias blancas y seguido a ello pasó a sacarse el pantalón, pero no se quitó el boxer, no aún. Ahora sus manos tomaron sus prendas superiores las cuales sacó para arriba sin mucho esfuerzo para así dejar al descubierto su torso. A comparación suya, este no estaba para nada trabajado, era liso con una piel muy suave.-

-[ Una sonrisa pícara se dibujó en los labios del rubio en cuanto este se separó un poco para hacerle esa propuesta. No iba a decir que no cuando las circunstancias se presentaban favorables. Se mordió el labio como una leve señal de lo que quería ]- Entonces no perdamos el tiempo cherié. -[ Respondió, subiendo sus manos por sus piernas hasta la cintura ]-

-Continuó con los besos por unos momentos más mientras su mano se entretenía con su glúteo, acariciando la zona con bastante descaro y apretando de vez en vez. Finalizó con los besos cuando decidió separarse por unos momentos al mismo tiempo que abrió los ojos para verle, su mano ahora se subió para quitarse los lentes y dejarlos a un costado, no quería romperlos estando acostado. Retomando volvió a mirarle y le dedicó una sugerente sonrisa picarona.- ¿Qué tal si hoy lo hacemos?