Estaba realmente contenta, la comida había estado exquisita. Como era habitual, estaba flanqueada por dos pilas de platos absurdamente altas; sin embargo, siempre se aseguraba de dejar espacio para lo mejor. El postre. En el aire estaban presentes los aromas mezclados de un rico té verde calientito y un sakura mochi, su postre preferido en todo el universo.