Se hizo para atrás aún limpiándose la cara con el antebrazo cuando la chica del cabello rojo comenzó a gritarle mirándola de soslayo y recargándose en el respaldo de su silla. –Ay, lo siento. No es para tanto, ¿porqué estás tan enfadada?– Preguntó despreocupada y casi ofendida, como si no entendiera en verdad que la había hecho enojar tanto. –Oye, cuando seas adulta te darás cuenta de que no me puedes juzgar, me comporto como una adulta normal– Dijo sacándole la lengua, claramente como una adulta normal. –Por supuesto que ese tonto no me gusta, tiene una horrible barba y necesita un corte– En un segundo, aquella cara de despreocupación se transformó en una de molestia y frunció los labios escondiéndolos detrás de su cerveza.