La mayor quedó con los ojos como platos al ver a la pelirroja desaparecer de la habitación tan enojada. Volteó a ver a Pen Pen y se encogió de hombros para darle otro sorbo a su cerveza, completamente inconsciente de las repercusiones que tenía en la piloto su naturaleza despreocupada e infantil, o que Shinji y Kaji estaban del otro lado de la ciudad bailando con sus sandías (?). Era tan difícil entender a los adolescentes, sobre todo cuando eran tan diferentes entre sí.
–Sabes, Pen Pen, creo tomo porque el mundo y la gente son irremediables– hizo una pequeña pausa, como si meditara algo profundo. –¡Y también porque la cerveza es lo más refrescante del mundo!–
La seriedad que se dibujó en su rostro duró 3 segundo y desapareció en cuanto se llevó esa cerveza a la cara como si la abrazara.
-Mientras tanto en el otro lado de la misma ciudad: Shinji y Kaji, iluminados por las luces del auto uno al lado del otro regando sandías. Del auto sale música alegre y buena onda, Kaji mueve los hombros de lado a lado y el más joven comienza a imitarlo hasta que le agarra el ritmo sincronizados.-
Kaji: Sandías. Shinji: Sandías. Los dos juntos: Fuck yeah! [media=https://www.youtube.com/watch?v=bc0KhhjJP98]
Si bien era más joven, también era mujer (y muy perceptiva, por cierto). Así que más le enojaba sentir que le querían ver la cara de imbécil sólo por ser menor; ella se daba cuenta de TODO.
Sólo estaba esperando a que Shinji se apareciera por ahí para arrojarle lo primero que encontrara. Era típico de Misato que cuando sentía que al fin empezaba a quererla, algo hacía para irritarla o para decepcionarla. Le era difícil abrir el corazón hacia los demás.
Sólo ver los cambios en las expresiones de la mayor le hizo bufar, aunque sería mejor resignarse. Al parecer eso tenían en común, después de todo; mentirle a todo el mundo, ocultar lo que sentían.
Se hizo para atrás aún limpiándose la cara con el antebrazo cuando la chica del cabello rojo comenzó a gritarle mirándola de soslayo y recargándose en el respaldo de su silla. –Ay, lo siento. No es para tanto, ¿porqué estás tan enfadada?– Preguntó despreocupada y casi ofendida, como si no entendiera en verdad que la había hecho enojar tanto. –Oye, cuando seas adulta te darás cuenta de que no me puedes juzgar, me comporto como una adulta normal– Dijo sacándole la lengua, claramente como una adulta normal. –Por supuesto que ese tonto no me gusta, tiene una horrible barba y necesita un corte– En un segundo, aquella cara de despreocupación se transformó en una de molestia y frunció los labios escondiéndolos detrás de su cerveza.
—¿Se te olvida de dónde vengo, Misato? Qué rápido se te subió —se burló, sabiendo que la mayor era torpe y distraída por naturaleza, a pesar de lo autoritaria que quería lucir tan repentinamente.
La piloto tenía una sonrisa victoriosa en los labios hasta que la teniente prácticamente le escupió en la cara.
—¡MISATO! —chilló con todas sus fuerzas tras dar un fuerte manotazo en la mesa, posteriormente se dispuso a limpiar su rostro con la falda de su vestido amarillo mientras maldecía en su lengua natal—. ¡Compórtate como una adulta! —no podía comprender cómo una mujer tan infantil podía gustarle tanto a Kaji, no lo comprendía y eso la llenaba de rabia e impotencia. Sólo quería crecer — ¡Jamás quiero ser como tú! —espetó, apuntándola con el dedo—. Y para reaccionar así es porque todavía te gusta.
Oye, ¿de qué hablas? ¿cuándo la probaste? –Dijo con el ceño fruncido mirándola de soslayo y agarrando su lata con más fuerza, como si aquello le diera algo de autoridad. Pensó en ese momento que quizá era demasiado descuidado de su parte dejar tantas cervezas en el refrigerador viviendo con dos pubertos que seguramente estaban en la edad de querer probar de todo. Miro hacia arriba reflexionando esto último y cualquier dejo de "autoridad" desapareció de su expresión. Volvió a tomar un sorbo y fue en ese momento que la pelirroja le preguntó si había peleado con Kaji, lo cuál la hizo escupir la cerveza que avaba de entrar en su boca –¡Pffffff! ¿de qué hablas? ¿porqué me pondría ebria por un idiota como Kaji?!– respondió molesta pero sonrojada mientras se limpiaba los rastros de cerveza al rededor de la boca.
—El sabor me es ya bastante desagradable —contestó, sin darle mucha importancia a que tuvieran el mismo origen—. Es muy amargo —añadió mientras a su expresión agregaba una expresión de asco, torciendo sus labios de manera muy pronunciada. Aunque a los pocos segundos la expresión de la ojiazul cambió a una más curiosa, incluso inclinó el cuerpo hacia el de la mayor—. ¿Por qué te embriagas hoy? ¿Acaso peleaste con Kaji? —quiso saber, esperando con todas sus fuerzas que la respuesta fuera positiva. Algo de malicia había en su cuestionamiento, en su amor infantil y obsesivo hacia el mayor, como si eso fuera a hacer que él se fuera a fijar en ella.
¿Hm? –miró distraidamente a la pelirroja mientras le daba un sorbo a su cerveza, estaba acostumbrada a que se quejara de todo, así que esto era algo cotidiano– Cuando tengas mi edad valorarás la cerveza tanto como yo –dijo sonriendo de lado y guiñándole el ojo para llevarse nuevamente la cerveza a la boca–.
— Bebes, bebes y bebes y no engordas —dijo la piloto entre cansada y fastidiada, tamborileando los dedos sobre la mesa mientras observaba a la pelimorada hacer su ritual de todos los días. La pelirroja, mientras tanto, aguardaba a que su café se enfriara un poco para poder beberlo.
