—¿Se te olvida de dónde vengo, Misato? Qué rápido se te subió —se burló, sabiendo que la mayor era torpe y distraída por naturaleza, a pesar de lo autoritaria que quería lucir tan repentinamente.
La piloto tenía una sonrisa victoriosa en los labios hasta que la teniente prácticamente le escupió en la cara.
—¡MISATO! —chilló con todas sus fuerzas tras dar un fuerte manotazo en la mesa, posteriormente se dispuso a limpiar su rostro con la falda de su vestido amarillo mientras maldecía en su lengua natal—. ¡Compórtate como una adulta! —no podía comprender cómo una mujer tan infantil podía gustarle tanto a Kaji, no lo comprendía y eso la llenaba de rabia e impotencia. Sólo quería crecer — ¡Jamás quiero ser como tú! —espetó, apuntándola con el dedo—. Y para reaccionar así es porque todavía te gusta.
