El rubor se apareció como termómetro que subía por el rostro de la albina ¿Estaba bien lo que escucho y la mirada de Miruna?. Sus orbes celestes se posaron en seguida imitando el mismo seguimiento al cuerpo de ella, llegaría hasta sus ojos mieles.
— ¿Por qué no tomamos un día y me pones al tanto? ... Sería una buena bienvenida nuevamente.
Era su forma de invitarla a salir otra vez, en ese silencio bajó su vaso sin quitar sus orbes de los contrarios.
— Puede ser una veterinaria... No lo sé, es mucho dinero el que hay de por medio, Miruna. Quizás necesito un socio o una socia...
Lanzaba esas ideas al frente ¿Por qué no? Ambas se conocían perfectamente la una a la otra. Quizás faltaba actualizarse pero conocía una parte de aquella chica.
