De inmediato su vista baja hacia el canasto. Aún tenía dos entregas, pero eran clientes conocidos. Supuso que sabrían disculpar un pequeño retraso de su parte.
La mujer asiente leve con la cabeza, animada después le responde.

— Claro, me da curiosidad saber en dónde te escondiste todo este tiempo.

Una risa suave la acompaña mientras amarra la bicicleta con candado a un poste de luz en la acera.
Dijo una broma, con verdad. Cuando Blaze se fue, Miruna estuvo intentando encontrarla en internet por meses, hasta que se dio por vencida.

Al acercarse, la observa más de cerca. Qué mirada tan linda, le traía cierta nostalgia.

— Unos minutos y me voy. ¿Podrías darme un vaso con agua? Por favor.~