No podía dejar de mirarla, ¿cómo es que se veía tan hermosa en todo momento? Cautivada, podría dedicarse a contemplarla por horas si eso no la hiciera sentir vergüenza con tanta facilidad. Aún así, está segura de poder continuar con tales roces al apreciar su reaccionar; quería hacerlo lo mejor posible.
━ ¿No lo estaré siendo ahora? ... Digo, todo esto, ¿no nos estamos entregando entre sí?
Se quejó por lo bajo, pero los besos eran una agradable compensación. ¿Dónde debía tocar ahora? Sus manos pasan sobre el abdomen hasta aquel busto, dejando que sus dedos sintieran la expuesta piel de Miruna.
Escuchar esas palabras la emociona, mostrando un rubor con ese tinte rojizo ya presente. Pero para su agradable sorpresa, Hanabi le arrebata un suspiro en ese curioso toque de su mano. Sí, se sentía bien. Esa mujer le gustaba tanto que cualquier intención de explorar más sería bienvenida.
— Está bien, adelante...♡
Sus manos también seguía en marcha, en caricias cálidas y algunos suaves pellizcos que no pudo contener. Incluso se ríe por su travesura, besandole suave, tierna, como disculpa.
Cada pequeño estímulo hace que sus sentidos se alteren, descontrolándose sin una pizca de cuidado, ¿es que Miruna le habría hipnotizado? Deseaba más. El encuentro de sus labios no lo negó, corresponde con total gusto a ese beso, pero fue su comentario lo que animó a que tocara aún más, no queriendo abrumarse de su nerviosismo, dejando que ese momento guiara sus pasos.
━ Entonces... Tocaré todo lo que quiera...
Admitió, suave, pues esa mano sobre el muslo se adentra en un suave camino, bajó y pronto subió, entrometiéndose entre cada prenda en un tenue desliz, antes de ejercer algo de presión con cada dedo. Era solo el inicio, se acostumbraba a cada pequeño espacio de aquel atractivo cuerpo.
Recibir una mirada tan directa e íntima de Hanabi le hacía sentirse tan bien, imposible de ignorar todo ese calor que ella le causaba. El impulso la lleva a besarle con lentitud, y aquel atrevido toque sobre el busto continuaba. Era gentil, cada masaje exploratorio a pesar de la lujuria desmedida en Miruna, procuraba mantener esa suavidad y cariño.
— ¿No estás segura? Si es así, podríamos descubrirlo juntas...~
Una sonrisa se deja ver en los labios de la castaña, en el roce de sus bocas. Ella muy consciente de esa mano sobre su muslo, y por eso movió con sutileza las caderas sobre el colchón.
— Por mi parte, a mi me gusta mucho cuando me tocas en donde sea.
Inhaló, y exhaló con calma, debía mantener parte de su seguridad si deseaba no ser acorralada tan pronto, aunque la tan atenta mirada de Miruna no se lo dejaba tan sencillo.
Las caricias se sentían bien, no puede negarlo, conocía la suavidad de sus manos pero ahora, con ese desliz más atrevido, sentía un agrado no nombrado. Terminó apoyando la diestra sobre el muslo de la castaña, donde ejerció presión cuando los senos han sido expuestos y atacados; ¿tan pronto? Se mordió el labio, pero un jadeo ya habría escapado. Su rostro está pintado en carmín, pero aún así, se asegura de mirarle. Luce tan atrevida, mucho más que otros días... ¿Cómo serían sus demás expresiones?
No oculta su sonrisa de puro gusto por lo que escuchó. La actitud de Hanabi era tan atractiva como esa cuerpo que ahora la castaña podía ver y tocar sin tantas barreras. Por supuesto, aún quedaban telas cubriendo esa tentadora piel pero podía ser paciente; siempre lo era con esa linda mujer.
No perdía la oportunidad de acariciar ese abdomen tonificado, delineando con sus dedos cada centímetro que la llevaba hacia su busto. Quizá si podía dejar un poco la paciencia de lado, y atreverse a apoderarse de esos senos con ambas manos, estrujando suave, masajeando y moviendo el sostén hacia arriba. Si, descaradamente y presa de su deseo ya la estaba tocando expuesta con sus palmas.
Que vergüenza total, siendo que la propia Hanabi no es una experta en ese ámbito, no tenía demasiada idea de a que punto específico poder atacar. De haber sabido eso hubiera visto muchos vídeos que la ayudaran. ¿
Había suspirado, el calor se acumulaba en su cuerpo con cada gesto que recibe de esa ansiosa boca, no eran malas sensaciones, incluso hay curiosidad en saber como se sentiría en diferentes zonas ajenas al cuello. Fue pronto que pasó saliva, mas asintió, teniendo que alzar su cuerpo, que el torso quedase visible para Miruna una vez que la albina estuviese deshaciéndose de los botones en su propia camisa.
━ Es algo que haría aunque no lo pidieras... Están estorbando.
Una simple verdad, hay más emoción interna, no estaba nada mal el pequeño placer que gana con cada segundo que pasa. No es tardío que la blanca prenda caiga, reflejando el cuerpo que ya era conocido por la castaña, cada marca y músculo presente, aunque los senos son cubiertos por aquel sostén n
Esa mordida, por más leve que haya sido, es de gran agrado para la castaña. Cada reacción en su secretamente nombrada "novia" despertaba todavía más su apetito por tenerla, para ella, y nadie más. (?)
Dejaba que su lengua se deslice por la piel tierna y suave de Hanabi, probando ese sabor adictivo como todo en ella lo era. Tapizar su cuello con besos era solo el primer paso de todo lo que ansía; incluso decide morder la piel con algo de presión, murmurando.
— No sabes lo mucho que me alegra oír eso de ti...~
Las manos buscan elevarse por esos muslos hasta alcanzar su abdomen; un desliz paciente por debajo de la prenda superior en la joven.
¿Cómo es que su sabor podía volverse adictivo tan pronto? Apenas estaba besándole y ya sentía una atracción creciente, era un hecho el no querer alejarse de ese sabor. Sentía su ritmo cardíaco crecer por igual, incluso el calor involuntario de su cuerpo ascender, todo por efecto de esa única castaña. Contuvo un quejido de sorpresa, al punto de haber mordido el labio inferior de Miruna con levedad.
Son muchas sensaciones, ayuda. ¿
━ Tú... Solo hazlo... No tienes porqué contenerte...
Y para afirmar esas palabras, movió la cabeza, cedía mayor acceso a su cuello, por esa vez iba a permitir que actuase a su completa voluntad.
Podía embriagarse en esos labios, y sentir aun más fuerte los latidos de su propio corazón. Ansiosa, acalorada y principalmente, feliz porque se estaba apoderando de Hanabi con besos lentos. La castaña dejaba que sus manos apretasen la piel de la joven, un pequeño acto de posesión sobre los divinos muslos que portaba.
Si, tenía hambre de Hanabi, no era un secreto para nadie. (??)
— Quiero hacerte muchas cosas...
Confiesa en un susurro meloso, apartándose de su boca solo para plasmar un camino de cortos besos a un lado de su cuello.
