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Sango1552366 · F
Regresó la mirada a él un poco incrédula, quería desdeñar cada palabra profesada por el monje y tratar de hallar algún tipo de mentira, pero era algo imposible y por ello su corazón palpitó con suma fuerza al verle sonreír;esa maldita sonrisa que podía derrivar cualquier argumento o idea un arma a la cual Sango no podía contrarrestar. ─¿Me habla enserio?, tenga la seguridad que pase lo que pase siempre acudiré a su ayuda. ¡Es natural que me preocupe por usted!─ Soltó de inmediato para luego ruborizarse tontamente.
Miroku · 31-35, M
Sango... -Al notar su semblante triste y acongojado, un profundo sentimiento de pesar invade su ser pues la exterminadora es la última persona a la cual el quisiera ver tan afligida- No tienes por qué hacer eso. Mis malos hábitos son los que provocaron todo esto, tú sólo hiciste lo que consideraste correcto y al final, me ayudaste a acabar con ese monstruo. De no ser por ti, quién sabe qué hubiera pasado -Una sutil sonrisa se dibuja sobre sus labios- Además, nada me da más gusto... que ver que tú te preocupes por mí más que cualquier otra joven
Sango1552366 · F
— ¿Hmm?— Aquello le tomó por sorpresa y después se arrepintió tontamente por sus propias acciones a lo qué un tanto avergonzada contestó — No, soy yo quien debería disculparme con usted, Excelencia después de todo... es cada uno quien le da la importancia a nuestra relación— Un leve sonrojo se mostró en sus mejillas junto con un gran arrepentimiento. — Yo, solo me mantendré al margen porqué no me debe ninguna explicación— Desvió la mirada.
Miroku · 31-35, M
Una vez la alcanza, se toma un pequeño respiro para recuperar el aliento- Sango, sobre lo que sucedió esta noche... -Su mirada se mantiene fija sobre los ojos de la mujer, mismos que reflejan un infinito desprecio hacia su persona. Ante ello, no había más remedio que ofrecerle una discula- Lo siento mucho, no era mi intención incomodarte
Sango1552366 · F
Detuvo sus pasos y regresó la mirada al monje, su bonito rostro estaba con esa seca actitud de molestia bien marcado. Kirara en su tamaño chibi escaló la espalda del monje y halló lugar en su hombro — ¿Qué desea ,Excelencia?— Apretó la correa qué reposaba en su pecho.
Miroku · 31-35, M
Ante sus palabras no pudo evitar sentir un cierto pesar, dejando salir un pesado suspiro de sus labios. Aunque intentara disimularlo, él podía entenderlo: desconocía exactamente el por qué, pero no tenía duda alguna de que la exterminadora está molesta. Entonces decide apurar el paso e ir tras ella- Sango, Espera. Hay algo que debo decirte
Sango1552366 · F
–No confunda las cosas,Excelencia...Kirara fue quien me avisó–Comentó a secas y sí,MINTIÓ por los sentimientos que tenía en ese instante,de todas formas halló paz cuando notó que él estaba bien.–Puede que la manada de éste monstruo regresé aquí para cobrar algún tipo de venganza,debemos estar alerta– Ajustó la correa de su Hiraikotsu tras su espalda e inició la marcha de regreso a dónde se hospedadan.
Miroku · 31-35, M
-Acaricia con agrado la cabeza de Kirara cuando esta decidió acercarse y mostrar su afecto tras comprobar que el monje se hallaba sano y salvo- Sí -Asiente con la cabeza ante la pregunta de la exterminadora- Estaba a punto de irme a dormir, pero escuché los gritos de auxilio de los niños y no tuve más remedio que acudir en su ayuda -Vuelve la vista hacia ella- A decir verdad no pensé que nadie viniera a ayudarme, ya que tuvimos un día bastante agotador y naturalmente todos cayeron rendidos. Dime Sango ¿Por qué seguías despierta a esta hora? ¿Acaso no podías conciliar el sueño?
Sango1552366 · F
Confiaba en el monje, sabía lo poderoso que era y aún así se preocupaba, en esas acciones sabia que ambos funcionaban perfectamente como un equipo con solo una mirada e incluso un gesto, parecían perfectamente cordinados, no se equivocó al confiar en él y su velocidad para ponerse a salvo.
El Hiraikotsu retornó a su dueña quien atrapó con gran destreza el arma con una de sus manos para colocarla tras su espalda —Excelencia ¿Se encuentra bien?— Cuestionó cuando sus pies tocaron la superficie del cesped, Kirara se mantuvo junto a Sango y movió suavemente sus dos colas de un lado a otro, la gata era feliz de ver al monje a salvo. La castaña mantuvo una actitud un tanto distante pese a que en su mirada el alivio de que él estuviese a salvo fue exteriorizado, la gata se acercó al monje y frotó su cabeza contra él.
El Hiraikotsu retornó a su dueña quien atrapó con gran destreza el arma con una de sus manos para colocarla tras su espalda —Excelencia ¿Se encuentra bien?— Cuestionó cuando sus pies tocaron la superficie del cesped, Kirara se mantuvo junto a Sango y movió suavemente sus dos colas de un lado a otro, la gata era feliz de ver al monje a salvo. La castaña mantuvo una actitud un tanto distante pese a que en su mirada el alivio de que él estuviese a salvo fue exteriorizado, la gata se acercó al monje y frotó su cabeza contra él.
Miroku · 31-35, M
-El forcejeo entre hombre y Youkai parecía no tener fin por la paridad entre sus fuerzas, pero tal disputa se ve zanjada ante la llegada de Sango, quien arroja su poderoso boomerang poniendo en sobre aviso al monje con su voz que resuena a lo lejos- Justo a tiempo -Comentó con una ladina sonrisa. Haciendo uso de una enorme fuerza canalizada en sus brazos y manifestada en su báculo, logró empujar al monstruo hacia la trayectoria del arma, al tiempo que él se apartó del lugar dando un salto hacia atrás. El monstruo fue partido en dos y, para asegurar su erradicación, Miroku le arroja uno de sus pergaminos sagrados para sellar su energía maligna y anular sus poderes, logrando así que se desvanezca en el aire- Muchas gracias, Sango. Para ser honesto, no esperaba que ningún monstruo se apareciera por aquí
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