—Está bien...—

No indagaría más en el tema del amo, por lo que prefirió pasar al otro tema, y solo se encogió en hombros para así decir.

—Como quieras, no me molesta, en absoluto.

—Ejem... N-No puedo poner a Aruji-dono en peligro, él se quedó en casa. Si, si, está en casa, no se me ha perdido ni nada jajajaja....

Rió nerviosa, esperaba que esa mentira diera frutos y dejaran a un lado su desaparecido maestro.

—¿Te molesta que te llame lobito? ¡Puedo llamarte Lobo si es lo que más quieres! En verdad no me importa llamarte de una u otra forma

—... Diminutivos...—

Solo dijo eso, suspirando, sin hacer más drama al respecto, dejaría que así lo llamara si es que eso quería, por lo que afirmó, y luego buscaría a su alrededor.

—Lo sospeché, no huelo a nadie más cerca... Rider, claro, no tengo problema. Si algún día necesitas hablar... Por aquí andaré.

Miró hacia otro lado y empezó a silbar. Si se le perdió el amo, pero seguramente aparecerá pronto.(?)

Entonces desvió el tema de conversación.

—¡Es un placer Lobo! ¿Puedo llamarte lobito o te ofendes?... ¡A mi puedes llamarme Rider! Lamentablemente no puedo darte mi verdadero nombre, no aún. Espero que nos llevemos bien Lobo.

—Lobo, me puedes llamar así.—

Se encogió en hombros tras darle esos pats y luego cerró la vista un momento.

—¿Y tu amo...? ¿No lo perdiste? ¿Verdad?

—A veces el sacrificio puede ser inevitable, pero me haré más fuerte para que eso nunca suceda. Gracias por tus palabras señor extraño.

Nunca se presentaron, por eso lo llama así. De todos modos ofreció una genuina sonrisa tras recibir la mano en la cabeza. Adora los headpats, como los perritos.(?)

—No pienses en sacrificarte. Eso no hará nada más que entristecer al sobreviviente de tu amo.

Suspiró pesadamente mientras que pone su mano izquierda sobre la cabeza de la menor, despeinándole un poco.

—Bien, piensa así y serás un fuerte guerrero.

—Bueno, si sacrificándome puedo proteger a Aruji-dono, entonces lo haré.

Tiene fuertes convicciones y nada le doblegará. Es una persona un tanto curiosa, podría decirse que es como un perro fiel, pero con el freno roto. Tras escuchar lo siguiente que tenía que decir, sonrió empatizando.

—¡Me agrada como piensas! Protegeré a Aruji-dono y me convertiré en una espada invencible.

Parece que se contradice, pero ella sola se entiende. No hace falta que nadie más lo entienda.

—Y ¿crees que tu amo se sienta bien con el simple hecho de sacrificarte?... Debes ver más del simple panorama, mira el bosque, no solo el árbol.

En realidad le daba bastante igual el como estaba vestida, pero afirmó al ver como se ponía la sudadera, para después decir.

—Si eres su espada, intenta siempre ser la espada que nunca se romperá, que nunca perderá su filo.

—¡Los Tengo existen! O quizá debo decir ¿existían? Incluso me enseñaron sus técnicas.

No se lo inventa. Conoce algunas técnicas Tengu. Pensó que el otro se sentía incómodo viéndola así, por lo que se puso la sudadera ocultando el traje de baño.

—Mi cuerpo sirve a Aruji-dono. Soy su espada, aunque técnicamente soy un jinete, una asesina y una vengadora... ¡El punto es que! Si Aruji-dono me necesita en una pelea. Allí estaré y le concederé la victoria.