[...]al menos por el momento.

— Bueno, pude notar que se encontraba algo... ammm... ¿Cómo llamarlo? Tal vez, inconforme, por lo que pensé. Una bella mujer, sola, en un evento como éste, sin siquiera un ápice de interés por establecer contacto con el resto de los invitados. Uno podría asumir que no sabe relacionarse o esta siendo obligada a venir.

Continuó aquel joven sin perder el ritmo de sus pasos. Había momentos en que ése permitía que ella le guiase, y en otros, éste tomaba la batuta en el baile, para así no quedarse atrás; aunque con el simple hecho de bailar, éste podía notar que Minami era una mujer de gran independencia, sin miedo a tomar la iniciativa.

— Tal vez... algo de entetenimiento le haría cambiar de opinión, aunque sea, conocer a una persona.

Más que un joven de gran belleza, su rostro no mostraba signo alguno de imperfección, eso involucraba marcas de nacimiento, acé o cualquier lunar o imperfección cutánea. Todo un lienzo en blanco y puro, donde incluso cada vello en sus cejas se mantenía totalmente alineado y sin excedente, en especial en el entrecejo. En conclusión un rostro aparentemente inocente.

Éñ tampoco perdió el tiempo y se dedicó a observar discretamente a su compañera, notando la sobresaliente belleza que poseía, incluso su valiente decisión de llevar un atuendo tan atrevido y revelador. Así mismo, se dedicó a centrar su atención en la clase de persona que ésta sería y saber si podría tratar con una potencial aliada.

— Veamos... responderé en orden. — Comenzó. — Soy Inglés con acendencia Irlandesa por parte de mi madre. —

Ahora le tocaba rersponder, acto que hizo con gran naturalidad y gusto, aún cuando había notado aquel gesto sarcástico de su contraparte. Situación que hizo la vista gorda, [...]

de dichas veladas, en este momento, lo hacía solamente por obligación, por lo que su tonalidad de voz iba más al sarcasmo y al chiste que a la seriedad, de algo se debía reír-

-La joven vampiresa admiraba la belleza y estética en general, por lo cual apreciaba la de su compañero de baile, pero como mera crítica o espectadora, no se dejaba impresionar por ello, sabía que como en los seres humanos y otros, la belleza física componía tan sólo una parte de un todo, sólo era el contenedor de lo que realmente definía la belleza de alguien, su mente, sus sentimientos y su proceder hacia lo que era correcto e incorrecto.

Se mantuvo con una sonrisa social y amable, mientras ejecutaba los pasos de baile a la perfección, Dorian por supuesto la seguía, su mirada continuaba atenta en el joven y era algo que caracterizaba a Minami, era muy observadora, analizaba cada cosa que veía, cada gesto.-

Sí, soy de padre japonés y de madre inglesa. ¿Cuál es su nacionalidad? ¿Qué le trajo a compartir con esta señorita esta larga y tediosa velada de beneficencia?

-Comentó con un tono sarcástico, disfrutaba de esos eventos sólo en ocasiones contadas [...]

Grácil y fluido fue su danzar al grado en que cada movimiento lo hacía tan natural, y ¿Cómo no hacerlo? Si el danzar era algo tan requerido entre los nobles, pues a través de aquel acto se creaba comunicación y se construían relaciones entre los mismos.

Parecía que había conseguido un pez gordo al conseguir a la dama Minami como compañera de baile, pues pudo percatarse de las miradas ajenas puestas sobre ellos. Una hermosa y gracil dama que en la plenitud de su vida irradiaba lo que no hacia falta repetir; y por otro lado aquel rubio joven que aunque con un porte más conservador, no hacía falta decir que éste era un Adonis, pues en conjunto con su rubia cabellera, aquel par de profundos ojos azulados se aunaban a aquella blanca y tersa piel, de la cual un leve sonrojado se hallaba en sus mejillas.

― Es un lindo nombre ¿Oreintal? Mi nombre es Dorian.

Respondió resaltando aquella inocente sonrisa del muchacho que al parecer se encontraba en la misma edad que su acompañante.

-No cualquier dama podía portar con tanta elegancia un vestido como el que ella tenia, ya que era sin dudas muy revelador e imán para varias miradas, masculinas y femeninas, Minami, acostumbrada a la atención no se inmutó de esas miradas y acompañó al joven hasta la pista de baile, mientras de fondo sonaba una canción lenta pero melodiosa, que únicamente se podía bailar en pareja, algunas de ellas ya se encontraban en la pista y ambos jóvenes no eran la excepción.
Tomó a su vez del hombro del caballero y después de su mano para así comenzar a balancearse de manera grácil y placentera de un lado para el otro con el joven, así como un waltz lo dictaba. Entonces la joven cuya piel era tan blanquecina y brillaba un poco bajo las luces de aquellas luminarias de aquel salón observó a su contrario con sus ojos azules y profundos, le dedicó una suave y gentil sonrisa y negó con la cabeza.-

Descuide, estaba muy aburrida, es la mejor manera de pasar el tiempo. Me llamo Minami.

Con sutileza, aquel devolvió su sonrisa de forma elegante y apacible hacia aquella encantadora mujer tomando su mano al ver aceptada su invitación. No tardó en inclinarse para reverencia sin soltar aquella mano, la cual sostenía con delicadeza, y al cabo de inclinarse ligeramente, este beso la dorsal de la misma en un acto poco visto en la actualidad.

A paso lento este guió a la dama ahora su compañera de baile al centro de la pista. Era un joven de apariencia formal, pues incluso su vestir resultaba conservador al llevar un fracc negro con chaleco y cravat gris. Colores que combinaban con casi toda tonalidad.

La música ya había dado inicio desde ya hace unos segundos antes de la invitación, y manteniendo la guía en ella, este la sostuvo cerca de el, posando su mano libre en la cintura ajena para iniciar con el baile, en un muy acertado momento para integrarse al ritmo.que sonaba, el son de un waltz.

— Espero no haber sido inoportuno, miss.

-Ese día había sido obligada por los demás socios de la empresa en la que trabajaba, para que acudiera a esa festividad, querían que ella fuera en representación de todos a aquel baile de recaudación de fondos, desde que se convirtió en un ser de oscuridad se había cerrado mucho a socializar y cuando lo hacía era por simple obligación, pero ello no le impidió ir vestida de la mejor manera posible e incluso de una manera provocativa, era una mujer que le gustaba mostrar sus encantos y los mismos vaya que cautivaban a las personas a su alrededor, mismo que hizo que un joven la invitase a bailar.

De inmediato le sonrío y asintió con la cabeza.-

Encantada.

-Extendió de manera elegante y delicada su mano para que fuese tomada por aquel.-

Noche de gala y era la excusa perfecta para todo mundo de sacar a relucir sus mejores prendas. ¿La ocasión? Beneficencia, o tal vez una recaudación de fondos para cualquier clase de afectados que se ahogan en la miseria e inmundicia que la misma sociedad genera.

— ¿Me permite esta pieza, madame?

Fue una suave voz la que se hizo notar en un apacible tono, salido de entre el gentil a espaldas de aquella mujer de blanco vestido. Parecía haber llegado sin compañía, por lo que trató de acercarse a través del baile.