[code]Mordió su propio labio para traer su conciencia a flote, recuperando esa trastornada personalidad que no tardó en querer voltear las tornas de la situación. La zurda se movió de forma serpenteante hacía el interior del muslo, iniciando su movimiento desde la cadera hasta su destino, dejando una frágil caricia que podría pasarse por alto fácilmente.─ Esa mirada tan indecorosa y llena de deseo merece un premio. Así que te permitiré tomar mi sangre... Abre la boca... Y no olvides cerrar los ojos.~ ─ni siquiera se tomó la molestia de pedirlo amablemente, estaba ordenando con un tono ligeramente meloso. Y, con esa actuación, su sonrisa se curvó con esa aura maquiavélica que reflejaba su retorcida idea.[/code]