Entendió que quería irse de ahí, así que aceleró el paso para llevarla a casa lo antes posible.

No se esperaba eso, tampoco tenía cabeza para pensar demasiado así que se asombró mucho más. —Si…— Tomó el fierro y le empujó con su cuerpo contra su espalda para que fueran a hablar al privado. —Gracias…—

—Tras sentir la mordida instintivamente miró hacia donde estaba el fierro tirado en el suelo, se acercó para recogerlo y dárselo.— ¿Esto es lo que querías?

Está bien esta bien… —mordió parte de su camisa porque si quería recoger el fierro pero ya no sabía cuándo.—

Lo pensaré, pero mejor será en otro lugar. —Giró su cuello tanto como pudo para mirarle de soslayo sonriéndole.— Bien hecho.

Bueno… pero eso es normal. .. —puso la frente contra su espalda lanzando el fierro lejos con el dolor de su alma.— después lo iré a buscar. Me puedes decir aquí o en otro lugar.

Yo solo no quiero discutir. — Suspiró bajando la mirada. —

—se quedó descansando sobre su espalda.— ¿Entonces cuando?

En algunas cosas que no quiero decir ahora. —Le sostuvo las piernas para que no se caiga.—

¿En qué? —se agarró más a él.—