[code]Sentía que todos la juzgaban por lucir diferente a los demás.
Al ver que nadie le prestaba atención y todos estaban entretenidos sirviendo sus copas con vino, riendo y aparentando ser el mejor dios, porque era lo mejor y único que sabían que hacer, Melínoe se escabulló del castillo corriendo feliz y libremente de la monotonía en la que diario vivía.

¿A dónde iremos hoy? – parecía se preguntaba a ella misma pero realmente sentía que había alguien o “algo” cerca de ella. Ella no lo sabía e incluso pensaba que a veces sólo era producto de su imaginación para no sentirse sola y saber que alguien le entendía. A dónde nos lleve el destino. – volvió a decirse sin miedo y con mucha felicidad en su rostro.

Melínoe aún no conocía a todos los seres residentes de su hogar, su corta edad no le permitía que sus padres le llevarán a conocer todos los rincones e incluso por su seguridad ni siquiera le habían mencionado de Tártaro, [...] [/code]