Esbozo una media sonrisa ante el pensamiento de sus padres, sobre todo el Rey. Macaria sabía que su padre había pasado por cosas que ella no podría ni imaginar y sabía que era fuerte, no obstante su preocupación por él incrementaba.— No van a dejarlo solo, ya han emprendido un viaje para rescatarlo, estoy segura que lo veremos pronto. —tomando nuevamente la botella, dio un trago más largo, una recuerdo vino a su cabeza, si estuvieran en el Inframundo no podrían estar dando este tipo de escenas así que volvió a observar a su alrededor asegurándose de estar solas.

— Entonces iremos en 3 días a ver lo que el destino nos depara.

[code]— Soltó un suspiro encogiéndose de hombros al saber la verdad. — Lo sé, quizá he madurado en muchos aspectos pero mi sueño venir al Olimpio nunca cambió y por eso es decepcionante. — Le tomó la botella a su hermana para volver a darle un gran trago —

— Realizó una mueca ante sus pues ella igual extrañaba a su madre e imaginaba todo lo que podía estar pasando a pesar de su locura. — ¿Qué crees que ha sido de nuestro padre? — preguntó a un más mortificada pues recientemente la había decepcionado pero su amor por él jamás se extinguiría.

¿Hefesto? — Preguntó dandóle otro trago a la botella. Parecía que su nueva realidad era estar rodeada de dioses y no disfrutar de su soledad. — Sí nos tiene sorpresas no me negaré, espero una de ellas sea algún artefacto extraño. Necesito más cosas para mi colección. Muchas veces me sirven para la magia también. — Dijo sintiéndose más tranquila por todos los acontecimientos recientes. [/code]

Tomó la botella para darle un sorbo mientras escuchaba a su hermana. No estaba segura, pero hasta el sabor de las cosas era distinto en el Olimpo.— No fue un error, no puedes culparte por haber querido que tu visita fuera diferente, la verdad yo también tenía curiosidad pero nada de esto ha sido como lo pensamos. —le dedico una media sonrisa a su hermana, acariciando su cabello como lo hacían de niñas tratando de reconfortarla.

— Yo también lo extraño y a nuestra madre, pienso que tal vez no me detuve a pensar lo que ella estaba sintiendo. —se formo un nudo dentro de su estomago al recordar cuando había descubierto que su madre había sido raptada, suspiro y paso la botella de vuelta a Mel.

— ¡Oh! a propósito, Hefesto me dijo que nos reunamos con él, le pedí que me hiciera una daga y dice tener sorpresas para ti y Dio. Deberíamos darnos una vuelta en unos días.

[code]— ¡Delicioso! — dijo pasándole la botella. — Puede ser. La verdad imaginaba venir al Olimpo diferente, tenía una expectativa perfecta la cual no estamos viviendo. No lo sé, tal vez y fue mi error crearla. — Se encogió de hombros soltando un suspiro. — De verdad que extraño nuestro hogar. [/code]

[code]— Se impresionó al ver la botella que su hermana le mostraba pensando en lo astuta que era al no olvidar los pequeños detalles que les ayudarían a tener una noche inolvidable. — Nunca dejaremos de serlo, en cierta parte. En especial yo.. — Dijo sincera al saber que ella había dejado de crecer físicamente a sus 20 años de edad; edad en la cual sus tareas como diosa fueron encomendadas. — Rió con su hermana por el gracioso momento aunque algo nostálgico al estar siempre rodeadas de gente protegiéndolas. —
Sin embargo, siento que llegará el día en que dejen de considerarnos como tal, puede ser muy pronto.. Lo presiento. — Pronunció con una sonrisa en su rostro mirando al horizonte sintiendo la extraña sensación de éxito. Posteriormente se sentó en el jardín como le indicó su hermana tomando la botella para darle el primer sorbo. Se limpió las pequeñas gotas que quedaron. [/code]

Antes de partir de la habitación, Macaria había tomado una botella que había visto por ahí aún sin servir, así que estaba llena y lista para darles a las princesas la noche que se merecían. Caminaron un poco más adentrándose en los jardines, ninguna de las dos conocía el lugar lo cual generaba más adrenalina para ambas ya que era reconfortante estar en un lugar diferente sin chaperones.— Supongo que jamás dejarán de tratarnos como niñas si nos comportamos de está manera. —cambió su expresión a una más seria, sacando la botella y mostrándosela a su hermana inmediatamente soltando una risa.

Se sentó en el amplio y verde jardín invitando a Mel a hacer lo mismo, abriendo la botella el pedazo de corcho que la protegía salió volando.— Tendremos que tomar directamente de la botella, no traje copas. —le pasó la botella a su hermana para que diera el primer trago. —Mel ¿crees que nos equivocamos al venir aquí?

[code]— No dejaba de tener una sonrisa en su rostro mientras corría divertida con su hermana dejando aquél salón lleno de dioses. Recordaba los momentos de niñas cuando jugaban a esconderse de sus padres, en especial de Eurínomo. — No lo sé hermana. Quizá porque aún estamos jóvenes y piensan no sabemos cuidarnos o quizá sea porque somos las "princesas del Inframundo" hijas de Hades y Perséfone. — Suelta un suspiro de solo decirlo. — Quisierá nos reconocierán. Sí, como princesas pero por lo que valemos y no por ser hijas de alguien.. — Escuchó la propuesta de su hermana dando un giro de emoción en su lugar. — Jamás te diría un no a propuestas tan acertadas. ¡Vamos![/code]

Sostuvo su aliento mientras salían corriendo de la habitación sin mirar atrás. Llegaron a uno de los jardines que parecía solitario. Macaria soltó una carcajada cuando dejaron de correr, estaban comportándose como niñas y no podía aguantarse las ganas de disfrutar ese momento.— ¿Por qué será que siempre nos están cuidando hermana? en el Olimpo teníamos a los sirvientes, a Eurínomo y ahora aquí también tienen que asignarnos niñeros. —volteo los ojos en molestia pero mantenía su sonrisa, recuperando el aliento mientras estudiaba el lugar donde estaban.

—¿Qué te parece si nos alejamos más?

[code]— Rió ante las palabras de su hermana asintiendo con su cabeza al saber que comprendía sus pensamientos. "Siempre he odiado reuniones como éstas pero... me han ayudado un poco.. y todo es gracias a ti y a Dio al ayudarme a relacionarme con los demás. Sin embargo, nunca podré estar rodeada de mucha gente, me hostiga. No es lo mío, prefiero mi soledad no tan sola.— Volvió a reír al pensar en Charon y sus fantasmas, ellos siempre permanecían a su lado. Con su mirada, buscó a Hestia entre los presentes esperando estuviera distraída. — Con gusto hermana y creo es el momento perfecto, parece ser todos andan ocupados. — dijo al ver que la Diosa de la cocina se encontraba ocupada con otros dioses olímpicos. — ¡Vamonos! — sostuvó fuertemente la mano de su hermana jalándola entre la multitud para salir de aquél salón de fiestas. [/code]

— Te confesare algo, me siento un poco ridícula en estas fiestas.—dijo haciendo una mueca de incomodidad, no era secreto para ambas diosas que en el Inframundo no solían tener muchas de estas reuniones, estaban muy ocupados para dedicarle tiempo a la juerga. Observó a los presentes, no era común ver a tanto a olímpicos reunidos.
— ¿Quieres escaparte a curiosear? —susurro hacia su hermana para que solo ella pudiera escuchar, desde que habían llegado al Olimpo estaban rodeadas de dioses y “chaperones”.