Ohhhh.... interesante...

-Mirando con cierto asombro las criaturas que acababas de convocar, mientras que ladeo el rostro, alzando la diestra saludando a estos seres-

Vale.

– Se concentró en ese momento, moviendo las manos en un ademán ligero, como si estuviera indicando que algo se levantará del suelo.

Fue así que a los pocos segundos, unos seres oscuros como la noche se levantaron de las grietas del piso, poniéndose al lado de la mujer.–

Aquí están. ~

Claro, seria un honor el conocerles

-Tomando asiento en el suelo mientras que enfoco la mirada en tu persona-

Ya entiendo, yo tambien tengo algunos amigos....
Mhm, aunque hace mucho no los uso ¿Los quieres conocer?
– Comentó mientras observaba la mano del varón, notando como esa llama desaparecía sin más.–

El... ya es mio... y siempre esta para cuidarme y protegerme...

-Riendo de nuevo mientras que solo cierro mi palma para desaparecer la flama, mi espiritu de fuego habria desaparecido en ese momento mientras que solo daba unos pasos hacia a un lado-

Mas que un subdito... es un amigo...

Hao.
– El espíritu de gran tamaño si que le impresionó, le recordó a su vida pasada en la cual ella estaba en el infierno y tenía muchos súbditos que hacían lo que ella quería.–
Entiendo...
Creo que deberías buscarle un nombre, te haría sentirlo más tuyo. ~

Hao Asakura... aunque puedes llamarme Hao... aunque si te refieres a el...

-Señalaba detras de mi persona, se manifestaría un gran espiritu de color rojizo, realmente era algo imponente por su gran tamaño, aunque solo sonriendo alzaba la mano derecha para todo comenzar a ser jalado de este gran ser a mi mano, en residuos de fuego, quedando solo una flama pequeña con ojos en mi diestra mientras que ladeo el rostro-

Es el espíritu del fuego... nunca le puse un nombre

– Niega con la cabeza y luego levanta el brazo diestro para llevar la mano hasta la cabeza, dándose un pequeño golpecito en la nuca.–
Soy un demonio, no un científico. (?)
– Bromeó, obviamente.–

Como se llama?... a que se refieres?...

-Sin entender la pregunta ladeando el rostro un poco, mientras que alzo la diestra señalandome a mi-

No se acuerda de mi nombre?

Ya me acostumbré, hasta ya siento que me gusta vivir así.
He aprendido a usar mis poderes, muy leves, en este cuerpo humano que tengo.

– Ella también sonreía con amabilidad, sin dejar de tener los ojos muy rojizos.–
Digo lo mismo ¿Cómo se llama?