Merlin1560983

[code]A medida que la altitud crecía, pues tu esposo te llevaba en brazos a través de la bruma blanca misma, el viento se volvía un ardid más firme, aunque extramente placentero, las corrientes de aire de la cercan estratosfera, eran golpes secos en la armadura dorada de tu dueño, quien, te mantenía en sus brazos, envolviéndote, cuidando que siquiera el céfiro mismo, maltratara tu rostro intacto, manteniéndote, sostenida con solo una firme garra, dejando que la otra se paseara, libremente por el campo, por el llano de tu rostro, por la amalgama albar y suave, de tu boca y tus mejillas, acariciando cada recoveco que la luz permitía, con ese silencio que ameritaban, el escuchar tu dulce voz, escuchando como creías que más amor, no podrían tener.
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—Esto que te amo hoy, aquí, en este punto del tiempo conoció como presente ¡No se compara siquiera a cuanto te amare mañana! ¡Cuando despiertes a mi lado, te juro que te amare como nunca antes!

[code]Rezó con firmeza a tus labios, enseguida, beso tu boca, una parte de El ansiaba convertirse en algo más afable, algo que pudiera tocarte, pues su cuerpo insensible y su armadora estoica, le impedían disfrutar de la plenitud de tu roce, sin embargo, el estar contigo en su forma real, volvía a tu esposo un romántico sincero, que, de pronto, empezó a atrapar las nubes como si fuesen espumas tangibles, formando en ellas, una curiosa diadema, una tirada hecha de nubes blancas que posó sobre tu cabeza, y que, de pronto, se solidifico hasta volverse oro blanco, repleto de diamantes azules que parecían, infinitas gotas de agua, forjando otra joya de la nada, solo para amarte.[/code]

—Insisto ¿Cómo es posible que nada opaque tu belleza?

—Nunca lo olvides, mi amor, tu bien sabes que, aunque atiendo mis labores como el gran árbitro, tu, mi vida, tu siempre gobiernas mi corazón, y por ti, viajo océanos de estrellas con tal de verte sonreír.

[code]Te acomodó de lado en sus brazos, cargándote y envolviéndote contra su pecho, a media que empezó a elevarse contigo, la gravedad, al igual que muchas otras fuerzas primarias del universo, no lo afectaban, se doblegan ante él, permitiéndole hacer de la realidad lo que quisiera y aunque debía obedecer un código sagrado bien usaba sus cualidades para embelesar tus días, volando contigo, mirándote en todo instante, hasta que, el cielo se volvió el único panorama, el prado que creo para ti, repleto de flores y venias avivadas, se convirtió en un mero rompecabezas multicolor bajo los pies de ambos.
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Si, las cerezas
Si, las montanas
Y si a las lagunas
Las de cristal
Las de dulce eneldo
Si a todas las cordilleras
Que componen
Ese curioso mapa
Esa virginal pradera
Inexplorada
De tus cuencas
Gentiles y amables
Dulces con quien las ama
Silenciosas
Si es necesario
Amarlas de nueva cuenta
Si ellas llaman
Por un beso desbocado
Por otro rio
Por otra estaca
Por otra cuna meditada
En el mediodía
De tus ocasos
Lo más cercano
Lo más certero
Es navegarte cada noche
Seguro de si
La barcaza
De no perderse en tu cadera
Perdiéndose siempre
Del rumbo de tu néctar
Tus labios se extravían
Entre los ricos
Y los cerezos
Cegados tus inviernos
De mis amores
incontables

[code]Y así, te expreso con su voz suave, casi humana, susurrándote al oído, Arcturus no tenía boca, mucho menos, cuerdas vocales, toda su comunicación se limitaba, a lo que su mente dejaba oír en la tuya, más en esta ocasión, entre algodones, podías sentir, como si su aliento se clara justo en tu oído, diciéndote muy suave, todas esas palabras al momento de volar sobre los cúmulos nimbo.[/code]

—Amor, todo lo que soy, todas esas maravillas de las que me acusas, tener, es tuyo, cada fibra de mi ser te ama, de eso estoy seguro, pues aun en este punto de la casi omnipotencia, entiendo que nada se compara, con lo que mi emoción profesa por ti.

[code]El que podría crear vida tan solo con pensarlo, o borrarlo todo con una sola idea, estaba engatusado a la merced de tus castaños cabellos, siguiendo tu sonrisa, inextinguible y sin igual, una suerte de magia y de maravillas, bella, precisa, siempre sonriendo, siempre amándolo a través de la alegría, cautivada por las cualidades de su marido, a la vez que él estaba hechizado por el conjuro de ese corazón latente, habitando en el pecho de su esposa, por lo que, sin más, estiró su zarpa frente a tu rostro amado, emitiendo un tenue soplido de sus labios ausentes, convirtiendo ese microverso recién creado, en perlas, diamantes y brillos que volaron cuales escarlatinas alrededor tuyo, convirtiéndose en un ardid de nieve que viajo en torbellinos ligeros, danzando sobre tus cabellos.[/code]

—Mi amor, tu eres Hermosa, nada se compara contigo, ni esto que pudo crear, ni todo lo que puedo quitar, yo solo existo si tu estás conmigo.

[code]Terminó tomando tu mentón y acercando su rostro al tuyo, depositándote un “beso” profuso en tu boca, con los relámpagos diminutos y celestes dibujando tus bordes, la forma de besarte, eléctrica, la corriente que recorrería hasta tu espina, viajando de las puntas de tus pies hasta tus cabellos, con el mensaje de amor de tu dueño, escrito en toda esa caricia.[/code]

—Si amor, te daría el cielo mismo, la luna, cada estrella que ha relumbrado y ha obsequiado su amable luz a este planeta….

[code]El gran árbitro, se dejó hacer, recargando su rostro con el tuyo, manteniéndote elevada solo con la garra derecha, la zurda, la apunto hacia el cielo.[/code]

—¿Las quieres? Todos los fulgores estelares ¿Los deseas?
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Acto seguido, abrió sus dedos, emanando un pulso ligero y de tonos azul marino, la tarde que compartías con tu marido, permitía la visión de la luna clara estampada en el azul del cielo, el, la atrapo entre sus dedo, capturo su contorno y de pronto, la bajo el cielo, como si fuese un dibujo grabado sobre ambos, arranco el satélite del planeta, de su órbita y lo convirtió en una esfera que cambia en su mano, la cual, te entrego mirándote, fijo, a tus preciosos ojos.
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—¿Ahora las estrellas?

[code]Enseguida, dejo flotando la luna que miniaturizo ante ti, chasqueo dos dedos y de su palma, brillos traviesos brotaron, chocando y balanceándose unos con otros, formándose velozmente en destellos, cuales diamantes que levitaban sobre la garra del árbitro, era increíble, había creado estrellas pequeñas para dártelas, era como tener una galaxia diminuta, en la palma de la mano.
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—Todo por ti, mi amor.

—En el abismo, en el paraíso, sea el cielo o el infierno, no importa, haremos de cualquier lugar, nuestro hogar, donde viviremos juntos y felices más allá del tiempo

[code]Arcturus no podía hacer nada más que adorarte, pasando sus “besos” eléctricos rumbo a tus labios, luego, a tus mejillas, llegando a tu orejita derecha donde hizo guardia, pues se quedó pasmado, adorando el borde de tu oído, sosteniéndote solo con una de sus poderosas zarpas, suficiente para cargar tu cuerpo liviano cual plumilla al viento, permitiendo a la otra garra, agitarse, haciendo crecer uno de los rosales que se extendió hasta tus ojos, abriéndose en segundos, naciendo del centro de aquel brote, un d9je platinado en forma de corazón, construido en exquisito y argento metal, un acto mero del desdoblamiento de la realidad que el Arbiter podía hacer, empleando sus cualidades para amarte como nadie.[/code]

—Para ti, mi amor

[code]Tu marido tomo la joya y la acerco a tus ojos, brillaba la alhaja con una sintonía envidiable, casi como si el caminante de planos, hubiese atrapado la maravillosa luna, capturándola para siempre en ese momento, enseguida, manipulo el dije, para que su correa se abriera, flotando, hasta acomodarse en tu fino cuello.[/code]

—Es increíble cómo, ni la más hermosa joya, se compara con tu hermosura ¡Hasta opacas los tesoros más grandes del mundo! ¿Cómo es eso plausible? Que seas tan perfecta

[code]Finalizo, besando los labios de su esposa de manera delicada y lenta.[/code]

[code]De inmediato, te interrumpió, aunque no cambio de su posición arrodillada, cuya figura, aun así llegaba a tu altura, te dijo con un tono suave y masculino.
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—No, mi amor, no son hermosa, palidecen ante tu belleza infinita, vida mía, que siquiera la dulce vid del cosmos, puede traerme las dulces maravillas que tus besos y tu mirada me otorgan

[code]Tu esposo chasqueo sus enormes zarpas, el mundo tembló y sus entrañas se agitaron, a tu rededor, nació un campo de flores, cientos, millares, millones de rosas que te rodearon y que danzaron al compás del viento y de tus amores, era claro, Arcturus tenía algo, no era como siempre, amoroso sí, pero ¿romántico? Ahora había convertido toda la llanura, en una floresta perfecta para adorarte, enseguida y de nueva cuenta, Arcturus chasqueo los dedos, y brotaron, cerezos enormes que crecieron a la virtud de un tiempo acelerado, brindándole sombra a los dos enamorados y bañando tus mejillas con los pétalos rosas inagotables.[/code]

—Nada hay más hermoso que tú, mi adorada esposa.

[code]Tu gigantesco esposo, se incorporó apenas, tomándote en sus brazos y pegándote a su cuerpo dorado, elevándote, e empezó a girar contigo, llenando de sus besos eléctricos, tu cuello y tu mejilla, tan cuidadoso, tan esmerado que sin duda, era la virtud de tu amado compañero, perdidamente enamorado.[/code]

Tal vez pienses, que mi reciente arrebato es producto de la piel que habitas, de la forma que te he hecho tomar, temo decirte, mi amor, que te equivocas, a quien recito estos versos, por quién doblan las campanas, es por ti, tu esencia, a quien amo realmente y que siempre amare, porque en tu amor, también te adaptas, cambias de figura y me complaces, demostrando que no solo estas dispuesta a darme tu vida, sino también, vivir conmigo, vivir nuevas vidas a mi lado.

Te veo a ti, a través de tu geometría específica, no veo lo que luces, veo lo que eres, amo lo que eres, la realidad que hemos formado, amo tu esencia y el cómo me amas, te amo a ti, con la forma que tengas, no me importa, solo quiero estar contigo.

El placer es mio merlin