« Back to Album
Newest First | Oldest First
Arakiel · 26-30, M
Solo había entendido sus alas doradas y comenzó a volar saliendo de aquel lugar de forma rápida.
— Eres un buen amigo.


Entrega un poco más de esas galletas, tal vez era momento de marcharse. Acomodó su sombrero y añadió.— nos cruzaremos pronto.
Claro quería ese premio, aparte olía bien. Aunque la presencia del otro dragón le tomó por sorpresa. Meraxes volteó con la galleta entre sus fauses y le ofreció la mitad de su galleta al otro dragón.
— Preciosa criatura.


Expresó la capitana de los mares con incluso cierta "ternura" de por medio. No tenía miedo, había visto cosas más espantosas en los mares de ultramar. Sarah acarició al ser suavemente, su piel era de lo más peculiar. — ¿Quieres una galleta? — tal vez se veía de lo más estúpida hablando así. La mujer sacó una galleta del bolsillo, avena y chocolate y la ofreció.
Arakiel · 26-30, M
Grrr ...

Aquel dragón descendió del cielo observando la pequeña cría solo comenzó a caminar de forma leve hasta que finalmente acerco su hocico para olfatear a su alrededor.
Era difícil para el pequeño comprender su nombre o su lengua, pero en respuesta se le acercó y buscó su mano. Una vez la encontrara restregó allí su pequeña cabeza, mientras emitía un pequeño gorgeo suave y encantador. Efectivamente esa mujer le caía bien, pero Meraxes era un bebé y no sabía hablar. Aunque, tarde o temprano aprendería a eso y a transformarse en algo similar a los humanos.
Una criatura bastante parecida a los pergaminos que había comprado en un mercado negro en aguasturbias, Sarah mostró admiración por un ser así.

Se agachó, dejó aún lado su arma cargada y extendió la mano hacía el ser.— En mi barco hay provisiones para un año completo. Me llamo Sarah, capitana Fortune.
Ese tono de voz calmó, lo hizo asomar su pequeña cabecita poco a poco. Los enormes ojos verdes se fijaron en la faz de la mujer. Emitiendo pequeños sonidos mientras ladeaba la cabeza de un lado a otro con curiosidad.
Justo allí hizo sus pasos más arriesgados fuera del arbusto que le era un refugio. Mostrando sus patitas cortas y su cuerpo en efecto pequeño. Quizá, quizá si se movía despacio no se asustaría. Solo le bastaría dejarse oler por que pequeño dragón para que haya más confianza. Eso o un alimento facilitaría las cosas.
— Hey, no tengas miedo. No demasiado.
Las criaturas así, llamaban la atención de la mujer.
— Roar ~ El pequeño la miró con mucha curiosidad, escondiéndose entre las hojas casi como un reflejo instintivo.

Add a comment...
 
Send Comment