MeliodasDoragonShin

Me interesa eso que dice "Sacred" :3

[code]Pero en poco tiempo, toda la atención que el menor había acaparado para sí mismo, fue arrebatada por la bulla del pueblo a unas cuantas callejuelas más al centro de su ubicación actual. Cada obrador dejó sus herramientas y todas las mujeres tomaron a sus hijos de las manos para ser las primeras en ganar un espacio en las filas principales que se abrieron paralelas a la calle central de ese humilde poblado, con la única intención de que los niños recibieran la gracia de quien los visita. Por último cinco doncellas corrieron raudas sin fijarse en estar a punto de arroyar al visitante por tener más presente el querer ser notadas, soltando risillas hormonales antes de perderse en la multitud, uniéndose prontamente al griterío, dejando en silencio y muerto todo aquello ajeno a la celebración.

A modo de desfile, un hombre de cabellera rubia ondulada se abre paso en ese sendero de personas que arrojan flores a sus pies acorazados en oro como el resto de su cuerpo, correspondiendo a cada atención brindada, halago y felicitación con una sonrisa tan orgullosa como dedicada, saludando de vez en vez a una que otra persona desde la distancia. Cuando un niño rompió la fila para correr detrás de él, varios se unieron, dejando entrever su humildad al no mostrar desagrado sino, más bien, reducir la velocidad de sus pasos paulatinos para ser alcanzado e incluso tomado de la mano por dos de ellos.

“[c=#BF60BF]¡MILO! ¡Ahh, es Milo de Escorpio!”[/c] “[c=#BF608F]¡Es para mí el caballero más fuerte entre los doce![/c]” “[c=#6060BF]Dicen que su golpe es tan rápido que ni los ojos de los Dioses pueden verlo.[/c]” “[c=#80562D]¡Asombroso![/c]” “[c=#8FBF60]¡Milo![/c]”

Ninguno parecía estar peleado con esa entidad que deambula, y todos sabían, debido a la dirección que toma, que iría a una nueva misión. Su vida, a partir de que pisase la última piedra del pueblo, estaría en riesgo con tal de proteger al mundo entero.

“[c=#BFBF60]¡Tú puedes, Milo![/c]” “[c=#60BFBF]¡No dejes a ninguno con vida![/c]”

A esas palabras sonrió con mayor entusiasmo, y los niños fueron alejándose de su lado conforme reconocieron ese punto límite trazado por costumbre entre sus madres. Las flores también quedaron atrás pero no el entusiasmo con el que abandonó la protección y el amor del pueblo que provee al Santuario, y por ende a sí mismo, de todo lo necesario para sobrevivir.

La calma inundó sus oídos, siendo ahora las piezas de su armadura lo único que resuena en el paraje, aunque de cualquier manera, sentía en las cercanías la insistencia de unos ojos que todavía no ubica. ¿Algún niño lo había seguido?
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¡Meliodas, muchacho! ¡Felicidades a ti!